Es bien conocida la ideologizada Ley de la natalidad de 1979 de la República Popular China que prohíbe a sus ciudadanos gozar del parto de más de un descendiente hasta el extremo de asegurarse de su cumplimiento mediante esterilizaciones forzadas o la práctica del aborto. El rotativo británico ‘The Guardían’ habla de esta ley, en sus páginas de hoy, calificándola de “bárbara”. Señala también que la procreación y todas las facetas propias de la existencia de los ciudadanos chinos están profundamente controladas por el Estado. Sin embargo, este intervencionismo se encuentra también en otros países que sí aparentan poseer un sólido sistema democrático.
Nos hallamos en un Estado totalitario cuando la finalidad de éste no es el bien común si no el del aparato de gobierno o el de una élite concreta – oligarquía –, cuando el gobierno no busca el desarrollo de los proyectos personales en vistas al bien general de la sociedad, sino que, al contrario, se inmiscuye en la vida íntima de cada sujeto transformando o adaptando su deber ser, que emana del estatuto ontológico, al de la ideología. Ningún Estado o sistema democrático puede inmiscuirse en la educación y formación del ser humano hasta el punto de que dicha intromisión modifique de raíz las verdades últimas que vivifican y dan sentido a la existencia del hombre. Ningún gobierno democrático puede, por derecho, originar ni provocar ciudadanos morales ni forzarles a afrontar la existencia y su respectiva coyuntura mediante un determinado comportamiento ético. Es, y no me canso de insistir en ello, la persona misma, en cuanto sujeto ‘moral-libre’, quien puede fortalecer con su obrar una sociedad virtuosa: que sólo será aquella que reconoce el primado del hombre entendiéndolo como la única dignidad incondicional existente.
No puede darse ni se dará un sistema democrático en el seno de cualquier sociedad sin humanismo. Éste exige el reconocimiento intrínseco de la incondicional dignidad de la persona, que se funda en última instancia en el estatuto ontológico del hombre, por el cual es la única realidad que es un fin en sí misma, es decir, nunca puede tratarse a una persona como medio o instrumento para un fin determinado, pues no hay otro fin mayor que la persona y, en consecuencia, el bien común, que es el bien de todos los ciudadanos que configuran la sociedad. Cualquier fin que utilice o subordine a la persona para su alcance no es humanista ni es democrático, sino que es totalitarismo y adoctrinamiento ideológico. Cualquier posición ética del Estado o del gobierno que no tenga como fin el bien de la persona y de la sociedad en general es simple y puro totalitarismo que se manifiesta de modo empírico en el desdoblamiento de la personalidad de cada sujeto, que debe distinguir el ámbito público del privado, comportándose en el primero no según su ser – en este caso el modo de ser propio de un individuo humano –, sino acorde a la voluntad del Estado.
La función del Estado democrático debe centrarse en el bien del hombre y en el desarrollo te todos aquellos proyectos personales que permiten con su logro el bien común. Al contrario, cuando se atenta contra la libertad – siempre moral – y la integridad existencial del sujeto convirtiéndolo en una creatura del Estado, en un simple mecanismo al servicio del sistema, podemos afirmar con rotundidad que estamos ante una sociedad de esclavos subyugados a una tiranía que, de modo sagaz, ya no utiliza la violencia o el terror, sino otros mecanismos más sutiles, la propaganda como herramienta de control del pensamiento por ejemplo, para someter a la ciudadanía que, sumisa o resignada, adopta la ideología – siempre totalitaria y contraria de raíz a la política, que siempre es ética – como la más correcta cosmovisión por la cual se intuye que se obtiene el bien particular y el bien común.
Que se vive, en el caso concreto de España, en un sistema no democrático y no humanista, se corrobora de inmediato y de modo empírico cuando el antes lógico y ontológico para la fundamentación y existencia de aquello que llamamos Derechos Humanos, la vida, es ninguneado y subordinado por los distintos gobiernos, supuestamente democráticos, a intereses particulares que no tienen como fin real el bien de la persona. Lamentablemente, los medios empleados para lograr los objetivos ideológicos consiguen su propósito cuando la sociedad o parte importante de ella adopta como cosmovisión y comportamiento ético los postulados de la ideología. Así, se puede leer el siguiente comentario de una persona respecto al embarazo: “La cuestión no es ir o no ir a la cárcel. La cuestión es que las mujeres tenemos derecho a decidir cuándo queremos ser madres”. Estamos, sin ninguna duda, ante el comentario de una persona que no se conoce a sí misma, que está muy influenciada por el pensamiento ideológico, es, en definitiva, una víctima de la opinión pública, pues lo que piensa y dice lo piensan y dicen muchas otras personas que no piensan y dicen más que aquello que el Estado les induce a pensar y decir pues, en efecto, la mujer está en el derecho a decidir cuándo quiere ser madre y ante la potestad de decidir no serlo nunca (el hombre igual respecto a la paternidad). Bien distinto es cuando la mujer ya es madre, es decir, cuando se está embarazada. En ese instante también puede decidir, si bien la decisión ya no está entre ser madre o no serlo, sino en permitir que su hijo/a pueda también un día decidir si quiere ser padre/madre o en poner fin a su embrionaria existencia – quien aborta no sólo es una mujer, sino una mujer que es madre –. Indudablemente puede decidir esto último, pero nunca será un derecho, porque el antes lógico y ontológico de todo derecho es la vida, como así confirma la ciencia y la metafísica.
Hoy se vende la moto del derecho a decidir. Pero es una mentira o una verdad a medias, lo que es peor que lo primero. Decidir no nos hace libres, decidir es una consecuencia de ser libres. Lo que hace realmente libre al ser humano es la autorrealización como persona. La libertad no es el simple ejercicio de la voluntad sin límite, sino que donde sucede el ejercicio de lo libre y voluntario interviene, de modo natural – intrínseco –, lo propiamente moral. Es decir, el sujeto de lo moral y de lo inmoral es siempre y exclusivamente la voluntad libre y racional, que es dueña de sus actos y que, al mismo tiempo, puede responder de ellos. Por tanto, la moral designa el modo de gobernar las acciones libres, pues, todas las acciones libres, y sólo ellas, son morales, y, todas las acciones morales, y sólo ellas, son libres. En consecuencia la libertad, en primera y última instancia, no es la autonomía absoluta de la voluntad, sino el autodominio de las acciones de la persona por las cuales, insisto, se dirige a su propia realización. Una realización que sólo es posible si se reconoce el primado del hombre, que la persona es un fin en sí misma, una dignidad incondicional en todos y cada uno de sus estados existenciales, desde su etapa embrionaria hasta su senectud. Si no tenemos claro esto y que el amor es el único modo correcto en que el hombre trata al hombre – amar es querer el bien para alguien – estaremos siempre ante una sociedad bárbara como titula el rotativo ‘The Guardian’.
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Hola. Excelente entrada Joan. Con tu permiso la imprimiré y la compartiré con amistades, vale la pena reflexionar sobre lo que dices. Sobre todo el comentario razonable que ofreces a partir de las palabras de esa chica. La persona debe realizarse según su naturaleza y no según intereses ideológicos.
Saludos Ana, muchas gracias por comentar. Es importante comprender que la libertad de elección radica en que el hombre se halla íntimamente requerido, por su naturaleza ontológica y movido por su razón y no por el libre arbitrio, a elegir lo mejor: ser lo que debe ser. Y esto siempre exige el primado del hombre, de la vida. Gracias. Un saludo.
Que una persona o determinadas personas induzcan a otra a llevar a cabo un aborto es un crimen contra la humanidad. Son porcentajes muy bajos, casi ridículos en los que está en grave peligro la vida de la madre. Los casos abundantes de reincidencia denotan la falta de escrúpulos por parte de muchas personas (no sólo se lo imputo a la mujer, también a su entorno).
Saludos Victoria, muchas gracias por su aportación al tema. Un saludo.
Muy bien con tu planteamiento. Al margen de esto sorprende qué entienden por vida algunos «católicos». Obligan a nacer a personas con determinadas enfermedades que exigen el desembolso de mucho dinero para las familias y muchas de ellas no pueden hacer frente a ello. Así qué, ¿les hacemos nacer y luego que se las apañen?
http://www.medulardigital.com/main.php?act=xdblog&b=109&a=162#.UYjrSLRDRpM.twitter
Saludos Germán. Muchas gracias por comentar y por plantear una interesante pregunta. Gracias, un saludo.
Osea, Joan, que el hecho de cualquier persona (completamente desconocida para ti) no piense igual que piensas tu, el hecho de que no coincida con tu manera de ver el mundo, significa que está «influenciada por el pensamiento ideológico» mientras que tu, por supuesto, eres capaz de pensar por ti mismo y tus pensamientos no están influenciados por ninguna ideología; reconozco que es un curioso modo de ver las cosas.
Por cierto, madre es una «hembra que ha parido» no la que está embarazada y con una cierta probabilidad parirá (de forma natural el 60% de las veces) un bebe que con una cierta probabilidad nacerá vivo (el 97% de las veces en cifras mundiales), y que además, con cierta probabilidad, sobrevivirá al parto (más del 99% en países desarrollados, 97,5% en el resto), eso, por supuesto, si no decide interrumpir antes su embarazo, derecho que le reconoce la, según tu, nada democrática cifra del 87% de los españoles.
Saludos Cayetano.
En absoluto. Podemos estar en desacuerdo con las opiniones de otra persona, pero esto no implica ni justifica el pensar que nuestras opiniones tienen más valor ni, mucho menos, ofender los principios sobre los que el otro fundamenta su existencia, sino más bien procurar la apertura del diálogo para acercar posiciones en vistas a aquella verdad, objetiva y universal, que mejora a uno y otro en vistas al auténtico desarrollo personal. Otro asunto, bien distinto, es cuando se interpreta como bien el negar la vida, que es el antes lógico y ontológico de cualquier otro derecho. En ese caso, manifiesto, que la persona está influenciada por una ideología, aunque resulte curioso. No obstante, como bien dice Hannah Arendt, podemos convertir al ser humano en superfluo, negándole su humanidad, lo que es el mal radical.
Datos en mano, sólo el 1% de los abortos realizados se justifica realmente por peligro real de la vida de la madre; el 97% de los abortos practicados en España, muchos de ellos de personas reincidentes, se esconde bajo el supuesto peligro de la salud mental de la madre.
Por cierto, el término interrumpir es un sarcasmo, ¿no?
Un saludo, y muchas gracias por comentar.
Saludos Cayetano.
En Cataluña los hospitales Sant Joan de Déu y el Clínic de Barcelona han logrado salvar la vida de un feto de 4 meses y medio que tenia la laringe totalmente obstruída. ¿Ese feto era humano? ¿Ese feto podría transformarse en vaca? Curiosamente y cómo ya se sabía desde su concepción era un feto humano. Podrían haberle no operado. Me pregunto, ¿para tí era humano, o daba igual salvar su vida ya que todavía no era un humano nacido? Gracias.
http://www.324.cat/noticia/2112624/societat/LHospital-Clinic-i-el-Sant-Joan-de-Deu-salven-per-primer-cop-al-mon-un-fetus-amb-una-obstruccio-total-de-laringe
Digamos primero que yo no estoy a favor del aborto y no conozco a nadie que lo este, lo que si conozco es a muchas personas que consideran que la mujer tiene derecho a decidir sobre su embarazo y no consideran, como yo, pertinente que la decisión de la mujer deba ser tutelada por nadie con lo cual no me parece que exista la necesidad de una ley de «supuestos» sino que estoy entre el 46% de los españoles que consideran adecuado lo que se conoce como ley de «plazos».
El embarazo es un proceso biológico que se puede interrumpir, en esto no hay ningún sarcasmo, el proceso comienza por una aglomeración de células pluripotentes y, en el 60% de los casos, termina en un individuo capaz de sobrevivir. El proceso de formación del ser humano se interrumpe de forma natural en un 40% de los casos debido a múltiples factores naturales que van desde inviabilidad genética hasta incompatibilidades histológicas con la madre (en cuyo caso lo habitual es la supervivencia de la madre). El proceso de formación del individuo es continuo pero pasa por diferentes umbrales dos de los cuales son destacables, a mi criterio, dos: Alrededor de las 24 semanas el individuo puede serlo, es decir, puede ser separado de la madre y sobrevivir, el umbral es variable pero nunca anterior a las 22 semanas (el limite de 24 semanas es el que habitualmente usan los médicos para intentar salvar al feto). El segundo umbral es el que se produce entre las 23 y 27 semanas, es la aparición del neocortex, que no responderá a estímulos, osea no tendrá absolutamente ninguna función, hasta la semana 29.
Bien, la legislación consetudinaria considera que la persona lo es desde el momento del nacimiento y no antes, esta es también la opinión de nuestro Tribunal Constitucional, siendo el feto sujeto de protección pero no persona y, por lo tanto, prevalece siempre el derecho de la persona. Cada uno, lógicamente, tenemos la libertad de considerar en que momento se comienza a ser humano, esta es una cuestión moral y no puede ser resuelta por la biología que tan solo es capaz de describir el proceso y sus pasos pero no es su función determinar cuestiones morales y, en este sentido, mi opinión es que no debería haber plazo para abortar en caso de que peligre la vida de la madre o que se observen en el feto malformaciones incompatibles con la vida, en el resto de los casos creo que el plazo máximo no debe exceder de las 22 semanas pero no tengo ninguna objeción a cualquier plazo anterior siempre y cuando el embarazo pueda ser detectado y la mujer disponga del tiempo suficiente para decidir si quiere o no continuar con su embarazo, cualquier otra imposición, incluida la de «supuestos» la considero inmoral.
En cuanto a los hospitales Sant Joan de Déu y el Clínic de Barcelona me parece maravilloso que se pueda hacer tal operación y permitir que el feto continué su formación una vez subsanadas las malformaciones que lo hubieran convertido en inviable y, por supuesto, espero que el resultado final sea completamente satisfactorio para unos padres que, sin duda, desean tener ese hijo.
Saludos Cayetano.
¿Por qué no estás a favor del aborto?
Ahora no recuerdo las razones por las que no estás a favor del aborto, pero intuyo, por lo que dices a continuación, que esas razones no tienen peso suficiente cuando afirmas, que la madre puede decidir terminar con la vida de su hijo. No obstante, pienso, que si no estás a favor del aborto es porque hay una vida en juego, en el caso de la especie humana, de un ser humano en fase embrionaria que, con el tiempo, posiblemente podrá llegar a la vejez.
Por otro lado, es indiferente y debería resultarte indiferente el ampararte en el respaldo de los demás, sea el 46% el 5% o el 95%. En la Alemania nazi había un porcentaje de ciudadanos teutones que apoyaba el nazismo y sus políticas antihumanas. Digo indiferente, porque no es el respaldo popular lo que hace que una acción sea moralmente buena o mala.
El embarazo, Cayetano, no se puede interrumpir, simplemente porque una vez interrumpido, es decir, cuando el nonato es abortado, no se puede reemprender su proceso biológico.
El proceso de formación del individuo, y a la ciencia me remito y no a tu criterio u opinión (pues hay quienes opinan, con tanta autoridad como tú, que se puede abortar a un recién nacido), es continuo sí, pero esos pasos diferentes que mencionas no suponen ningún cambio. El proceso biológico de la formación de un ser humano no es el resultado de un cambio – así demuestra la ciencia –, sino de una generación. Ningún humano nacido de una mujer es resultado de un cambio ni es quien es por vía de procedencia a partir de otra realidad ontológica y biológica distinta.
“Cada uno, lógicamente, tenemos la libertad de considerar en que momento se comienza a ser humano”.
Qué tú o alguien pueda pensar que uno es humano a partir de un momento es una opinión. La ciencia, que no opina, sino que expone, muestra que uno es desde el momento de su concepción. La ciencia demuestra que desde el instante mismo en que el óvulo es fecundado comienza una vida humana nueva que se desarrolla por cuenta propia (desde que se forma el nuevo patrimonio genético con la fecundación existe un ser humano al que sólo le hace falta desarrollarse y crecer para convertirse en adulto), que posee su propio código genético en el que se hallan codificadas sus características presentes y futuras, es humana. El nonato humano o es humano desde el comienzo, valga la redundancia, o no lo será nunca porque el ser de ninguna especie animal procede por vía de cambio o transformación como ya te he dicho. En el cigoto ya está constituida la identidad biológica de una nueva persona humana más allá de lo que tú o yo opinemos, pues estamos ante un ser que ya posee su identidad biológica típicamente humana, por lo que merece ser tratado con el respeto debido a la dignidad incondicional de la persona humana. Por otro lado, la moralidad de los actos humanos no descansa en una validez particular, contextual o sectorial, en este caso en el ‘derecho a decidir’ (la voluntad), sino que descansa en la verdad y el bien a los que tales actos se inspiran y dirigen para alcanzar la plenitud del ser.
Como siempre, muchas gracias por tus comentarios. Un saludo cordial.
Bueno, es posible que tu te creas en posesión de la verdad científica pero intentare de nuevo, creo que es la tercera vez, que lo comprendas y, para ello te adjunto un extracto del manifiesto firmado por un premio Príncipe de Asturias, Ginés Morata; tres premios nacionales de investigación o medicina Jesús Ávila, Carlos Belmonte y Carlos López Otín; tres directores de grandes institutos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Ferrando Hiraldo, Vicente Larraga y Juan Lerma; el presidente de la Sociedad Española de Neurociencias, Roberto Gallego y hasta 2000 investigadores más:
«Los datos científicos disponibles sobre las etapas del desarrollo embrionario son hechos objetivables, cuya interpretación y difusión han de estar exentas de influencias ideológicas o creencias religiosas. Por ello, denunciamos el reiterado uso del término ‘científico’ al referirse a opiniones sobre las que ni la Genética, ni la Biología Celular ni la Embriología tienen argumentos decisorios. El momento en que puede considerarse humano un ser no puede establecerse mediante criterios científicos; el conocimiento científico puede clarificar características funcionales determinadas, pero no puede afirmar o negar si esas características confieren al embrión la condición de ser humano, tal y como se aplica a los individuos desarrollados de la especie humana. Esto entra en el ámbito de las creencias personales, ideológicas o religiosas.»
Saludos Cayetano.
Yo no creo ni dejo de creer. La ciencia expone. El texto citado que me ofreces, publicado hace 4 años en ‘El País’ (http://elpais.com/diario/2009/03/27/sociedad/1238108404_850215.html) es un chiste porque se contradice al caer en una interpretación ideológica. ¿Me estás diciendo en serio que podemos distinguir entre el no nacido y el nacido en relación con su condición humana? Disculpa, pero nunca nada pasa de ser una determinada realidad biológica a ser otra. Y quien niegue esto es más bien un charlatán por muchos premios que disponga en el salón de su casa. Insisto, y bien lo sabes, nunca se da ni puede darse un cambio cualitativo para afirmar que primero no existía un ser humano y después sí. El único cambio cualitativo acontece en la fecundación.
Los datos científicos, en efecto, son hechos objetivables, y como objetivables, apreciado Cayetano, no requieren interpretación, de lo contrario, serían subjetivos. La ciencia expone, y nos expone lo que nos expone, lo que ya te he dicho “que uno es desde el momento de su concepción. La ciencia demuestra que desde el instante mismo en que el óvulo es fecundado comienza una vida humana nueva que se desarrolla por cuenta propia (desde que se forma el nuevo patrimonio genético con la fecundación existe un ser humano al que sólo le hace falta desarrollarse y crecer para convertirse en adulto), que posee su propio código genético en el que se hallan codificadas sus características presentes y futuras, es humana. El nonato humano o es humano desde el comienzo, valga la redundancia, o no lo será nunca porque el ser de ninguna especie animal procede por vía de cambio o transformación como ya te he dicho. En el cigoto ya está constituida la identidad biológica de una nueva persona humana más allá de lo que tú o yo opinemos, pues estamos ante un ser que ya posee su identidad biológica típicamente humana, por lo que merece ser tratado con el respeto debido a la dignidad incondicional de la persona humana. Por otro lado, la moralidad de los actos humanos no descansa en una validez particular, contextual o sectorial, en este caso en el ‘derecho a decidir’ (la voluntad), sino que descansa en la verdad y el bien a los que tales actos se inspiran y dirigen para alcanzar la plenitud del ser”.
Te recomiendo la lectura de “Principles of Medical Genetics” coescrito por el científico Francis Collins (también tiene el premio Príncipe de Asturias, si te apetece eso de recurrir al argumento de autoridad, apreciado Cayetano). En él descubrirás lo que expone la ciencia y la genética en concreto, que cada ser es lo que es desde el momento de la fecundación. De este modo de la unión de gametos vegetales sólo sale un vegetal; de gametos de un chimpancé, sólo sale otro chimpancé, y de la unión de gametos humanos se crea un nuevo ser de la especie humana, que es tal desde el principio, pues así lo determina su patrimonio genético específicamente humano. Lo demás, apreciado Cayetano, es pura ideología.
Muchas gracias por comentar. Un saludo.
Veamos algunas cuestiones, Joan:
Dice: «desde que se forma el nuevo patrimonio genético con la fecundación existe un ser humano al que sólo le hace falta desarrollarse y crecer para convertirse en adulto» Esto es incorrecto, de hecho, sólo un 60% de los cigotos podrán llegar hasta el final del embarazo.
Dice: «posee su propio código genético en el que se hallan codificadas sus características presentes y futuras» esto también es incorrecto, confunde genotipo con fenotipo.
Dice: «El nonato humano o es humano desde el comienzo» No. Una bellota no es un roble, un huevo no es una gallina y un cigoto humano no es un ser humano.
Dice: «En el cigoto ya está constituida la identidad biológica de una nueva persona humana» esto, lógicamente, continua siendo incorrecto ya que vuelve a confundir genotipo con fenotipo.
Dice: «merece ser tratado con el respeto debido a la dignidad incondicional de la persona humana» No puede ser tratado con la dignidad de una persona humana porque no es una persona humana.
etc …
1) Si que existen umbrales por eso hablamos sumariamente de «fase de implantación», «embrión» y «feto» aunque existen otros muchos umbrales que marcan estadios de complejidad creciente y suponen cambios cualitativos apreciables en el desarrollo.
2) Un cigoto no es ni puede ser un individuo hasta que se ha desarrollado lo suficiente para vivir de forma individual, es decir hasta la semana 23 o 24, lo que evidentemente supone un umbral de esos que, según usted, no existen ya que todo el proceso es gradual.
3) No es lo mismo genotipo que fenotipo, un ejemplo: por mucho que un individuo tenga los cromosomas xy (es decir sexo cromosomico masculino) se deberán producir una serie de procesos en, y precisamente en, las semanas 6, 9 y el sexto mes para que el individuo tenga secreciones hormonales masculinas (sexo gonadal) y además se deberán producir determinados procesos en, y precisamente en, la semana 8 (suponiendo que se ha producido el anterior de la semana 6) para que el individuo posea caracteres sexuales masculinos (sexo fenotipico).
Saludos Cayetano.
Aunque el dato que facilitas sea cierto, que “sólo un 60% de los cigotos podrán llegar hasta el final del embarazo”, eso nada tiene que ver con que “desde que se forma el nuevo patrimonio genético con la fecundación existe un ser humano al que sólo le hace falta desarrollarse y crecer para convertirse en adulto”.
Dices: “un cigoto humano no es un ser humano” y “una bellota no es un roble, un huevo no es una gallina y un cigoto humano no es un ser humano”.
La ciencia demuestra con total rotundidad que el individuo biológico, en el caso que nos ocupa e interesa, el ser humano, es el mismo siempre. Ese cigoto humano (al que llamas cigoto humano y no cigoto de chimpancé) que dices que no es humano es el mismo individuo biológico y no otro que se convertirá en recién nacido, en bebé, en niño, en joven, en adulto y en anciano, si bien en cada una de estas etapas su aspecto varía (tú apariencia no es la misma cuando eres cigoto, bebé, niño o adulto, pero eres el mismo individuo biológico). El aspecto, es una evidencia empírica, es distinto según la fase de desarrollo, pero si la genética nos dice algo es que es indudable que cada ser es lo que es desde el momento de la fecundación. Incluso alguien con ligeros conocimientos puede advertir y advierte de inmediato que posee la condición de ‘cigoto humano’ todo óvulo humano a partir del estadio de fecundación. Además, nadie, con conocimientos mínimos negará que el individuo biológico es inseparable de su desarrollo. Quien lo hace, no es un científico, es un ideólogo.
“Un cigoto no es ni puede ser un individuo”. ¿Sabemos qué es un individuo biológico? La Biología muestra que el embrión desde su estado inicial de cigoto es un organismo individual – un individuo en su etapa unicelular de comienzo –. Además, la biología nos demuestra que todo individuo, con una identidad genética que le define como individuo de una especie concreta, es inseparable de su desarrollo. Un individuo biológico es el mismo individuo biológico de una determinada especie y permanece como tal, sea cigoto, sea niño o sea octogenario, si tiene la suerte de llegar a esa edad.
Entiendo que defiendas el aborto y que desde postulados ideológicos intentes justificar que el nonato no es humano. Pero no utilices a la ciencia para decir lo que no dice. La biología, como ciencia, muestra que lo que hace a un individuo biológico de una determinada especie son los procesos biológicos. En el caso que nos ocupa, el ser humano es humano al término de la fecundación de los gametos y esto es al margen de que tú le otorgues a ese individuo biológico la humanidad en un determinado momento, porque ese individuo biológico desde su comienzo hasta su fin posee un genoma (ADN) que no cambia nunca. Este genoma aporta tanto la identidad del individuo como la especie a la que pertenece. Y como te he dicho antes y en muchas otras ocasiones, el individuo biológico, en este caso el individuo humano es inseparable de su desarrollo. En cada fase de su vida el fenotipo que adquiere es cambiante con el tiempo de desarrollo y maduración, puesto que en cada momento de la vida actualiza la plenitud de su ser biológico en esa etapa concreta. En ninguno de los estados de la vida posee diferente nivel de realidad ontológica. Es el mismo individuo el que existe en plenitud de vida embrionaria o fetal, joven o anciano.
Muchas gracias por comentar.
Mire, Joan, yo no intento justificar que un nonato no es un «ser humano» intento explicarle porqué no es un «ser humano»; comprendo que es una empresa muy complicada porque sus creencias le impiden aceptar determinados hechos que ponen en cuestión algunos dogmas incuestionables de su religión, pero ese no es mi caso, yo no busco pruebas que intenten justificar que mis creencias son correctas sino que, justo al contrario, mi opinión deriva de los hechos y estos son los que son.
Creo que ya he dicho casi todo lo que tenía que decir y no considero que ningunos de los hechos fundamentales que he expuesto hayan sido falsados con sus exposiciones, con lo que no tiene caso repetirlos, así que tan solo le molestaré con una cuestión más: Que el «ser humano» sea equiparable con su genotipo y no con su fenotipo, como usted afirma, nos lleva al absurdo de que dos «seres humanos» con la misma dotación genética (gemelos) deberían ser considerados un sólo «ser humano» o que las células «inmortales» de Henrietta Lacks repartidas hoy por cientos de laboratorios de todo el mundo sean indistinguibles de la propia Henrietta Lacks, aunque yo tengo por seguro que murió en 1951.
Saludos Cayetano.
En ningún momento hablo de religión, sino de ciencia. Todos los datos que aquí aporto son científicos, no ideológicos ni religiosos. Comprendo que es una empresa muy complicada para ti descubrir que es así y la prueba es que no puedes desmentirme y sales con mí religiosidad, porque lo que digo en la entrada y en cada uno de mis comentarios es simple y llanamente lo que nos dice la ciencia, una ciencia, insisto, que demuestra que El cigoto humano (al que llamas cigoto humano y no cigoto de chimpancé) que dices que no es humano es el mismo individuo biológico y no otro que se convertirá en recién nacido, en bebé, en niño, en joven, en adulto y en anciano, si bien en cada una de estas etapas su aspecto varía (tú apariencia no es la misma cuando eres cigoto, bebé, niño o adulto, pero eres el mismo individuo biológico).
Cayetano no puedes desmentir científicamente lo que te he dicho en el último comentario: “La biología, como ciencia, muestra que lo que hace a un individuo biológico de una determinada especie son los procesos biológicos. En el caso que nos ocupa, el ser humano es humano al término de la fecundación de los gametos y esto es al margen de que tú le otorgues a ese individuo biológico la humanidad en un determinado momento, porque ese individuo biológico desde su comienzo hasta su fin posee un genoma (ADN) que no cambia nunca. Este genoma aporta tanto la identidad del individuo como la especie a la que pertenece. Y como te he dicho antes y en muchas otras ocasiones, el individuo biológico, en este caso el individuo humano es inseparable de su desarrollo. En cada fase de su vida el fenotipo que adquiere es cambiante con el tiempo de desarrollo y maduración, puesto que en cada momento de la vida actualiza la plenitud de su ser biológico en esa etapa concreta. En ninguno de los estados de la vida posee diferente nivel de realidad ontológica. Es el mismo individuo el que existe en plenitud de vida embrionaria o fetal, joven o anciano”.
Muchas gracias por tu comentario, no tengo nada que añadir, lo dicho es suficiente. Un saludo cordial como siempre.
Cayetano, el embrión humano es humano (valga la redundancia). Es un ser vivo, pero no un ser vivo no-humano, sino humano. La genética, la biología celular, la embriología, etc., muestran, objetiva y asépticamente, que el embrión humano es un ser humano que se va a ir desarrollando sin solución de continuidad, y que desde el primer instante su genoma contiene una serie de secuencias – las secuencias Alu – que no están presentes en ninguna otra especie, es decir, el embrión humano es un individuo de la especie Homo Sapiens. Sí, en estado incipiente de desarrollo, pero no por ello merecedor de un estatuto biológico distinto al de cualquier otro ser humano. Negar esto no es científico, es ideología.
La genética demuestra con toda claridad y evidencia que cada ser es lo que es desde el instante de la fecundación. La vida humana no va precedida de otro tipo de vida; el cigoto no es un tejido ni es otra realidad biológica, por ejemplo vegetal. El cigoto humano no pertenece a otra especie que no sea la humana, tampoco es un ser humano en potencia: lo único potencial es su desarrollo, no su esencia. Así, la etapa embrionaria, para aquellos que desconocen el tema, es una etapa más del desarrollo de un ser humano.
Cayetano, ya que dices que la vida humana no comienza con la fecundación, ¿podrías decirnos qué clase de ser vivo es ese ser que no consideras humano y que se humanizará? Todo sujeto biológico, como ha dicho Joan, es lo que es, y el cigoto humano es humano. No existen estados intermedios que califiquen al ser que se desarrolla de más o menos humano.
He comentado el asunto de la religión, Joan, porque la postura que usted defiende sólo la defienden los creyentes y tiene un origen claro en dogmas religiosos, no en la biología. La biología, lo que nos dice, es que un cigoto, como ya le he dicho, tiene un 60% de probabilidades de convertirse en un «ser humano» y que hasta la semana 24 no puede sobrevivir fuera de su madre y por lo tanto no es un individuo (unidad independiente) y, en consecuencia, forma parte del individuo que es su madre. También nos dice que existen una serie de umbrales durante el desarrollo, algunos de los cuales son tan susceptibles de identificación que poseemos nombres para identificar su paso, también nos dice que el mismo genotipo da lugar a fenotipos tan diferentes (gemelos) que incluso uno puede llegar a termino y el otro no. La biología nos puede decir muchas cosas más pero lo que no nos puede decir es cuando consideramos que empieza a ser un «ser humano» o que es un «ser humano», por ejemplo, podríamos afirmar «un ser humano es cualquier individuo del genero homo» o bien «un ser humano es un individuo de la especie homo sapiens» igual que hay quien afirma «un ser humano lo es desde la concepción» y otros afirmamos «el ser humano comienza a serlo en algún momento de su desarrollo posterior al momento en que el cortex que responde a estímulos (semana 29)»; Ninguna de estas afirmaciones puede ser resuelta por la biología, lo que si se puede hacer es, a posteriori, emplear la biología para comprobar cuando se cumplen las características de lo que se ha definido a priori como características de «ser humano».
En cuanto a usted, Pablo, espero que se de por contestado con lo anterior con una precisión: confunde usted la existencia de secuencias ALU en humanos con el hecho de que sean exclusivamente humanas, de hecho existen en todos los primates, si no recuerdo mal son trasposones. Otra cuestión es que resulte fácil trazar la filogenetica de los primates empleando estas secuencias y, lógicamente, distinguir la cercanía o correspondencia con el linaje humano.
Cayetano, «por lo tanto no es un individuo (unidad independiente)» es una falacia. La ciencia dice que el cigoto es un individuo biológico independiente de su madre. El hecho de que en una determinada fase de su desarrollo existencial el hombre necesite el ambiente del vientre materno para subsistir no implica que sea una parte de la madre, pues posee, como individuo biológico, su propio patrimonio genético. Así, debes entender que la capacidad de subsistir fuera del seno materno ha de ser forzosamente ajena a la determinación del inicio de la vida humana.
Las mitocondrias, Pablo, que alguna vez fueron bacterias aerobias, también poseen su propio patrimonio genético independiente de la célula en la que «habitan» ¿cree usted que las mitocondrias son individuos biológicos independientes?
La tolerancia del aborto es la tolerancia del abuso humano.
Saludos Leila. Muchas gracias por su comentario. No puede decirse más claro. Un saludo.
Parece que no es sólo cosa de China, Birmania también se apunta a esta barbaridad de la política del control de hijos por familia.
http://www.ucanews.com/news/suu-kyi-calls-rakine-state-two-child-policy-discriminatory/68355
Saludos Nando, muchas gracias por la aportación. Un saludo.
Cada año 100.000 bebés recién nacidos son abandonados en China, la misma cantidad de abortos, aproximadamente, que se producen en España.
http://www.rtve.es/noticias/20130528/nacer-china/674121.shtml
Saludos Ada, muchas gracias por la aportación y por comentar. Desde luego democracia o vivir en una supuesta democracia no implica humanismo ni civilización. Un saludo.