La vida es el mayor bien que poseemos; desafortunadamente, a muchos les ha sido negada la posibilidad de saberlo. Ante esta terrible circunstancia ningún dolor produce mayor malestar que oír que la vida es un derecho de la mujer. Cada día que transcurre doy gracias a mi madre que antepuso mi vida a su ‘derecho’; cada vez que oigo el llanto de un bebé deposito esperanza en la humanidad. A veces me imagino en los últimos días de mi existencia y algo inquieta mi alma: qué hice para detener este holocausto.
Podemos pensar que la religión es una farsa, que Dios no existe y que la vida carece de razón, pero aún así no se hace loable la muerte de nonatos. Incluso cuando la existencia carece de sentido, el aborto nunca lo tiene. Sólo una bestia o un imbécil pueden encontrar sentido y fundamento en el aborto; y también se es bestia o imbécil por omisión, porque aunque no se mate a nadie, se permite justificar lo terrible: cuántos trenes hemos dejado llegar hasta las frías verjas de Auschwitz. En Alemania está prohibido hablar del nazismo, en el mundo debería estar prohibido defender el aborto.
Llevamos más de medio siglo estremecidos por las imágenes de los campos de exterminio nazis, pero ninguna de ellas produce más desolación que ver a una madre entrar en una clínica para abortar. El aborto no nos hace libres, al contrario, perdemos toda nuestra humanidad para convertirnos en sub-animales. Basta una ecografía o el cadáver de un feto para percibir la aberración. Uno puede comprender los mil motivos que conducen a una mujer a abortar, sin embargo ninguno de ellos sirve para justificarlo.
Comprendí el trauma del aborto al contemplar a una joven pareja despidiéndose de su hijo enterrado en una maceta. Aquel dolor era la contrición por una pérdida humana. Qué mayor desconsuelo que la solitaria sepultura de un feto ante la cual nadie espute ni una sola palabra.
Desgraciadamente, sólo después del aborto se toma conciencia de la realidad, tu hijo ha muerto, y la potencia de este descubrimiento es tan brutal por lo sorpresivo como la muerte de un hijo, ya mayor, por accidente u otro hecho repentino, a lo que se añade el hecho de que, más temprano que tarde, vislumbrará su propia responsabilidad en tal hecho, demasiado dolor para una persona que está empezando a madurar y a reconocer las consecuencias de sus actos.
Saludos Xdsl2000. Tienes toda la razón con lo que dices. Las personas que han abortado sienten, tarde o temprano, el dolor por la muerte de ese hijo (ya lo he hablado muchas veces), de ahí que el índice de suicidios de mujeres que han abortado – una o más veces – sea mucho mayor que el de mujeres que nunca lo han hecho. Gracias por comentar.
Totalmente de acuerdo, como bien se dijo… el fin del mundo lo traerán los mismos hombres con su egoismo: Homo Homini Lupus … acabaran por destruir nuestra naturaleza y el futuro de la vida humana. No al aborto!
Escribo muchas veces sobre estos temas, te seguiré leyendo., Un abrazo,
http://lashistoriasdealo.wordpress.com/2010/08/05/apadrina-a-un-cerdo/
Alo
Saludos Alo, muchas gracias por comentar.
¡Ay dolor! Si todas esas personas que han pensado en el aborto realmente sintieran lo que eso significa…ni siquiera lo pensarían. Perdí mi embarazo de dos meses…y lo siento como un bebé. Por favor mujeres, no piensen nunca en hacer algo así, al tenerlo en sus brazos verán la magia de crear y dar vida aun ser pequeñito que lo único que nos pide es amor. Por favor no los tiren, existen mujeres que darían su vida por tener un hijo….denlos en adopción pero no los aborten o los tiren a la basura…son seres indefensos que no pidieron venir pero que ya están en nuestro destino para darnos únicamente felicidad y alegría….Dios quiera me de nuevamente la oportunidad de ser madre…lo agradeceré toda mi vida llenando de amor a mis hijos. ¡La vida es un derecho!