¿Por qué maltratas tu cuerpo?

Publicado: 23 May, 2012 en Antropología, Artículos

 

Maltratar el cuerpo’ es un interesante artículo de Enric Vila que invita a una serena reflexión. Con frecuencia se presenta la justificación “es mi cuerpo y puedo hacer lo que quiera con él” en quien se realiza un tatuaje, un piercing o una intervención quirúrgica por una simple cuestión estética. Sin embargo, aquel cuerpo que cada sujeto llama suyo, que se presenta como una realidad constitutiva de su entidad personal, no se posee del mismo modo que los zapatos que se llevan puestos. El cuerpo es una realidad intrínseca que forma parte del propio ser. Ese cuerpo soy yo.

Mediante el cuerpo reconocemos a las personas. El cuerpo forma parte del propio ser ya que no es un accidente que le sobreviene al hombre. Cuando pensamos en una persona pensamos en ella con su cuerpo, en una totalidad en la que se aglutinan en una perfecta simbiosis lo espiritual y lo corporal. El cuerpo, por tanto, es una exposición dinámica de la persona misma. Con el gobierno del cuerpo somos conscientes de la libertad de, de que nos poseemos a nosotros mismos, que somos el principio de nuestras operaciones y no que manejamos el cuerpo del mismo modo que un vehículo o una máquina.

Porque somos el principio de nuestras operaciones y gobernamos nuestro dinamismo, adquirimos conciencia de que somos algo más que nuestro cuerpo, que trascendemos esa materialidad cuyas interpretaciones filosóficas subyugan la realidad de la persona a mecanismos fisicoquímicos. En efecto, el hombre no es sólo un cuerpo, es algo más que su cuerpo: es un ser corpóreo. De este modo el cuerpo – que no reduce al hombre a simple cuerpo – participa y comparte la dignidad que corresponde a la persona entera por su estatuto ontológico. Si disponemos del cuerpo de otro en contra de su voluntad, pensemos en un esclavo, se trata a toda su persona como un objeto y no sólo a su cuerpo. El ser de la persona no es divisible, cuerpo y ser no corren al margen sino que la personalidad se expresa encarnada. Quien utiliza el cuerpo como medio o instrumento, pensemos en la prostitución, se utiliza a sí mismo como medio o instrumento, de modo que mancilla su dignidad, pues la persona es un fin en sí misma.

No obstante la cosificación también se produce voluntariamente cuando se domina el cuerpo tratándolo del mismo modo que a un objeto, manipulándolo o modificándolo; pensemos en quien se realiza un tatuaje o accede a una intervención quirúrgica por simples razones estéticas, interpretándose que la belleza es un derecho al alcance – no es lo mismo un trasplante de hígado que una liposucción –. Sin embargo, el cuerpo tiene un límite, pues la persona no es la causa de su ser. En consecuencia, no se puede hacer todo lo que se quiera, mucho menos tratar al cuerpo como un objeto sin tratarse a uno mismo como un objeto o un «personaje» como señala la mujer vampiro del vídeo.

comentarios
  1. Cristina bec dice:

    El cuerpo es tan humano, somos nosotros mismos. Esa mujer cosifica tanto su ser que es difícil ver en ella un rostro humano.

  2. Saludos Cristina. El término persona procede del griego ‘prósopon’, que quiere decir «aquello que se pone ante los ojos». Ciertamente, es difícil encontrar humanidad en ese cuerpo denigrado. Gracias por comentar.

  3. […] en comercio hace que hoy uno se desnude en público, exhibiéndose con absoluta naturalidad convirtiendo su cuerpo en un objeto para los ojos de los demás. No es extraño por tanto que este reclamo confirme, como […]

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