La señora Ana Rubio olvida que el nonato no llegará a ser nunca humano si no lo es ya

Publicado: 24 julio, 2012 en Aborto

 

La declaración de la señora Ana Rubio Castro, Catedrática de Filosofía del Derecho de la Universidad de Granada, es escalofriante. En su jerga profesional – ponderación – concluye que la madre tiene la potestad jurídica de eliminar a su hijo durante “las primeras semanas”. Desde luego, la ruin aceptación del aborto tiene el efecto avieso de terminar no sólo con la vida de muchas mujeres, sino también de producirles un menoscabo en su calidad de vida; sobre todo en el aspecto psicológico.El aborto produce la cosificación de la mujer, que se convierte en un contraceptivo. Las llamadas feministas no vislumbran el planteamiento machista que se esconde detrás: si la mujer queda en cinta siempre podrá recurrir al aborto. Sin embargo, el hecho más macabro del asunto es que el crimen que supone eliminar al hijo del vientre materno se convierte, bandera del progreso, en una realidad sacralizada.

La libertad y la dignidad moral de la mujer no se alcanzan mediante la exhortación al aborto durante las primeras semanas. El aborto no es la sanación de una enfermedad, es la exterminación de una vida humana nueva. El instinto maternal es cierto, existente, profundo y aunque de modo físico desaparezca el hijo exterminado, nunca desaparece de la mente de la madre que aborta. Es un deber moral, jurídico, sociopolítico… presentar alternativas reales que no impliquen terminar con la vida del hijo nonato.

Se habla mucho de ‘igualdad’. Pero mientras no se fomenten alternativas ciertas a favor de la vida y de la consideración absoluta del valor de la persona no se alcanzará esa manida igualdad. Si todos tenemos derecho a la vida y la vida es un bien jurídico a preservar no se puede postular a posteriori que esa vida no siempre es respetable, más cuando no existe la persona potencial. El hombre puede desarrollarse pero ninguna cosa se transforma en ser humano. El hombre es siempre hombre desde que existe, desde que es concebido. Así pues, siempre y en todo momento, también en su etapa intrauterina, tiene todo el derecho a la vida, pues, no me canso de repetirlo: la vida es condición indispensable para el ejercicio de todos los demás derechos de los que es depositario la persona humana. Y nunca cabe un derecho a costa de la vida, tampoco la del nonato.

Negarle la protección jurídica al ser humano en sus primeras semanas de gestación implica el falso supuesto de que aún no es persona. Desde luego no se puede afirmar científica ni filosóficamente que un ser no-es lo-que-es. Sin embargo, este es el éxito de los partidarios del aborto: han logrado y logran que una parte de la sociedad contemporánea piense falsamente que el cigoto, que el embrión no es humano durante sus primeras semanas de existencia, sino que es un ‘Oini’ (objeto intrauterino no identificado). El nonato es un ser humano que no puede excluírsele del derecho a la vida, pues posee la vida de un ser humano llamado a nacer. Uno es desde el momento en que es. La vida de todo animal comienza con la fecundación. Sorprendentemente, acontece lo mismo en el ser humano.

Produce malestar moral e intelectual escuchar a toda una catedrática que no tiene el convencimiento de que el primer derecho de una persona humana es su vida. Un ser humano posee una serie de derechos, pero el fundamental es la vida misma, razón por la cual debe ser protegida en todo tiempo y en todo lugar a no ser que se considere equivocadamente que la vida y la dignidad de persona está sujeta siempre a consenso. La dignidad de la persona es incondicional y no puede hallarse nunca sujeta a interpretación pues ello supone siempre una discriminación. La raza, el sexo, la religión, el tiempo biológico no son aspectos que otorgan la humanidad al ser.

La vida humana está presente desde que comienza – generación –. Desde la fecundación del óvulo – ciencia – arranca una nueva vida, que no es ni la de la madre ni la del padre, que se desarrolla, siempre, por sí misma mediante un proceso biológico apreciable empíricamente. “Es ya hombre aquel que está en camino de serlo” (Tertuliano, “Apologeticum”, IX, 8).

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comentarios
  1. Mónica dice:

    Menudo rostro el de esta catedrática. Las primeras semanas y se queda tan ancha.

  2. Saludos Mónica. Así es. Algunas personas emplean palabras para no expresar con ellas nada sustancial. Gracias por su comentario.

  3. claudia dice:

    Las declaraciones de esta mujer son producto o bien de la ignorancia o bien de la maldad.

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