¿Feliz por quién eres o por lo que tienes?

Publicado: 22 enero, 2012 en Pensamiento

De las tres clasificaciones del Estagirita respecto de los bienes de la vida del hombre que encontramos en la Ética a Nicómaco observamos que estas se reducen a lo que uno es y a lo que uno posee. De este modo unos hombres hallan su dicha en lo que son y otros en lo que poseen. Rápida es la evidencia de que las realidades intrínsecas al ser son mejores y mayores que las extrínsecas, pues el sujeto de escasa pecunia pero de excelsa salud muestra un carácter más alegre y menos quejumbroso que la del doliente individuo de amplia hacienda, aunque su realidad cotidiana resulte, por la carestía, más extrema.

Es incontestable que lo que uno es, su íntima interioridad, que procede de uno mismo y nadie puede arrebatar, es más esencial a la naturaleza del ser y más significativo para la propia realización existencial que aquellas realidades independientes y extrínsecas a uno mismo, ya sea el dinero, que casual, puede entrar y salir de nuestras manos, o la fama, que depende siempre del reconocimiento ajeno. Una persona que se conoce a sí misma, que goza de sus pensamientos e inquietudes, que contempla la existencia como un devenir es más dichosa que el estólido que se jacta de las amistades, de las actividades sociales y de aquellas realidades fugaces que le conducen a intermitentes y continuos estados de hastío existencial por no hallar en ninguna de ellas la dicha perpetua. El primero puede hallarse radiante en situaciones nada propicias porque su dicha es espiritual. En cambio, el segundo, nunca acabará de disfrutar plenamente de la existencia porque siempre codiciará el goce ajeno, que no posee. Uno es quien es, el otro quien consideran los demás.

En efecto. Cuántas realidades poseemos que no son necesarias y, en cambio, la más urgente no la temos porque, sencillamente, no sabemos quienes somos. Nada más esencial para el hombre que aquello que es, su personalidad, su sentido, para alcanzar una vida feliz al margen de la coyuntura. La persona que comprende su dicha por lo que es y no por lo que tiene sólo busca la adecuada aspiración: ser lo que uno debe ser. Porque cuando uno es lo que debe ser se halla luminoso, al contrario, uno se convierte en un ser fantasmagórico. En lugar de ser lo que debe ser se ocupa, expedito, en el quehacer de las realidades materiales resultándole abruptos los bienes que proceden de uno mismo. Así, pobre de espíritu, desconocedor de uno mismo y de su sentido se entrega a la caza de una felicidad que en las realidades materiales no es más que un pasatiempo.  

comentarios
  1. Soy màs feliz por lo que soy, no me cambiarìa con nadie. Esto lo enseña el Señor y el tiempo:)

  2. Saludos Malourdese, me alegro por tu dicha. Qué Dios te asista.

  3. […] ¿Feliz por quién eres o por lo que tienes? […]

  4. […] En el siglo XVI el capital “había dejado de ser un sirviente y se había vuelto un amo. Asumiendo una vitalidad separada e independiente, reclamaba el derecho, propio del socio más poderoso, de dictar el tipo de organización económica acorde con sus exigencias y requerimientos” (R. H. Tawney, “La religión en el origen del capitalismo”). Estas exigencias y requerimientos, que no tienen consideración alguna hacia la incondicional dignidad de la persona, todavía persisten, más duras si cabe. Hoy, tenemos más libertad de elección que ayer, pero, ¿este supuesto aumento de libertades aseguran la realización plena de nuestros proyectos personales en una sociedad donde parece que “el principio del autointerés y del egoísmo constituyen las motivaciones todopoderosas de la actividad humana” (Erich Fromm, “El miedo a la libertad”)? Que el capital es señor y amo del hombre no es un simple proclama imputable al comunismo, es una realidad empírica en una sociedad contemporánea donde no está nada claro que el fin sea el bien común y la realización del hombre. El fin actual es la ganancia desde la perspectiva de que la felicidad se alcanza por lo que uno tiene y no por lo que uno es. […]

  5. Nora dice:

    Muy bien. La sustitución del «ser» por el «tener» supone una deformación de la verdad sobre el hombre y sobre los mismos bienes contingentes. Perdemos su condición de instrumentos, que, como tales, permiten alcanzar la plenitud y hacen posible el servicio entre los hombres.

  6. Saludos Nora, muchas gracias por su aportación, interesante reflexión. Muchas gracias.

  7. […] Cuando la señora Camacho declaró el deseo de llegar hasta el final quizá hablaba por interés propio, pero en esa intención también se incluía, tal vez indirecta e inconscientemente, el interés general. Sin embargo, ahora que detiene el deseo de hacer justicia y de desvelar la verdad prima solamente la “ganancia propia” (Adam Smith, “La riqueza de las naciones”) como fin único de la acción humana. A la señora Camacho no le interesa el obrar ético ni su orientación al bien si de por medio hay una cifra económica que la satisface. ¿Qué ejemplo brinda a su hijo? Es obvio que no es el ideal de hombre virtuoso, cuyo fin último es el bien que se concretiza en el mejor modo de vida posible, que es la plenitud existencial que se alcanza a través de un determinado comportamiento ético. La lección que le ofrece la señora Camacho a su hijo es que por encima de la virtud está el rédito económico. Sin embargo, olvida, que la virtud no sólo es la realización de actos buenos, sino que en la realización de actos buenos se da la perfección de quien realiza esos actos. Así, ella, la señora Camacho, le dice a su hijo que no importa que sea una buena persona, que no importa tanto el bien y la verdad como ganarse la vida económicamente: es preferible tener que ser. […]

  8. […] si el bien común es un camino arduo de alcanzar, por su falta de inmediatez, el hombre sensato que busca su felicidad en su interior y no en las cosas; así, estima el amor del otro por encima de los bienes materiales que, por sí mismos, no reportan […]

Deja un comentario