¿Si algo te parece bien por qué no hacerlo?

El yocentrismo se instala en todos los ámbitos de la sociedad, incluso en aquellos que reivindican la fundamentación de la realidad en oposición a un relativismo cultural más que dominante. El siguiente es un ejemplo baladí pero útil para certificar la dictadura del egocentrismo. Elentir, responsable del brillante y recomendable blog Contando estrelas, reclama la igualdad entre las lenguas cooficiales en Galicia y el fin de un supuesto monolingüismo de las instituciones en beneficio del gallego mediante el argumento de yo pago impuestos y reclamo mis derechos. El yo es una clara y evidente manifestación del relativismo que certifica que el fundamento y fin de la realidad es la apetencia del propio sujeto: ¿yo quiero eso? Pues lo pido; ¿eso me parece bien? Pues lo hago.

En el quehacer cotidiano de las personas cada vez es más presente, y lo peor es que con profunda naturalidad, la falsa idea de que todo vale lo mismo y que el fin de la realidad es indiferente ya que lo importante es el libre albedrío y el simple ‘sentirse bien’ para escapar del recurrente hastío. Cuando se acepta que todo vale lo mismo la persona renuncia a su naturaleza ontológica y se dispone por encima del bien y del mal. La negación o desprecio del obrar moral se encuentra presente en distintas corrientes paganas de carácter New Age o New Thought en las que se aglutinan en una extraña simbiosis concepciones ateas, agnósticas, materialistas, darwinianas, etcétera, que promulgan el desmesurado culto al yo y a la citada idea de que si algo te parece bien por qué no hacerlo.

La miopía en el hombre es galopante. Muchos ya no se plantean cuál es su fin porque no se preguntan por qué están aquí, ya que si no hay una Verdad última no es posible que nada tenga mayor sentido que el estar bien con uno mismo. No obstante, aunque si caben distintas convicciones no todas merecen la misma atención pues de entre ellas habrá algunas que sean ciertas y se encaminen a la verdad y otras que sólo conduzcan al error ontológico, moral o intelectual. No obstante la verdad y el bien se diluyen en la conciencia y en el corazón del hombre en beneficio del yo. La verdad y el bien no son el deseo de la persona sino la apetencia sensible. Incluso entre los que somos cristianos es frecuente excluir a Dios de nuestras decisiones obrando en consecuencia más por la propia apetencia que por el natural movimiento de nuestra ontológica naturaleza de seres personales. De ahí que algunos formemos parte de partidos políticos contrarios a la doctrina dela Iglesiaal tiempo que participamos de los sacramentos.  

En las monedas de Dollar estadounidense se encuentra la frase In God we trust. Los cristianos no debemos olvidar que confiamos en Dios, que no podemos vivir sin Él y que nuestro devenir trascendente apunta hacia Él: la historia de la humanidad es la historia de la salvación del hombre.