La apasionante tarea de aunar esfuerzos entre filósofos y científicos

Publicado: 16 agosto, 2010 en Ciencia, Filosofía

Muchas veces he señalado la importancia de la relación entre fe y razón, cuando hablaba de la encíclica de Juan Pablo II Fides et ratio o cuando hablaba de la Ilustración, por ejemplo. En el último siglo, de modo muy especial, hay quienes han pretendido separar esta integración altamente enriquecedora. Y ya que he mencionado la Ilustración, sorprende, y más cuando ciertos cientificistas desprecian toda filosofía de la ciencia, que durante ese recurrente período frecuentara el ateísmo entre los filósofos, pero no así entre físicos y astrónomos. Recordemos, por ejemplo, la indignación de Albrecht von Haller cuando La Mettrie le dedicó El hombre máquina, repleto de oprobios hacia la religión. Los científicos comprometidos en edificar un saber universal acorde a la realidad se encuentran mucho más próximos a la religión natural o al deísmo que al ateísmo.  

 

La mayoría de los científicos que se consideran ateos son propensos a abandonar el método experimental propio de su disciplina para inmiscuirse en el terreno de la especulación, terreno propio de los filósofos. Sin embargo, toda la culpa no es suya, sino que buena parte de esta recae en los mismos filósofos por esa moda positivista de no tocar los temas que ocupan a los científicos. Así, cada vez es más frecuente encontrar a científicos que en lugar de hablar de astronomía o astrofísica divagan sobre el origen y destino del universo e incluso sobre la posibilidad de pensar la eternidad, cuando no teorizan sobre aspectos o procesos del universo que jamás se han observado. Sin duda, esto lleva a comparar a muchos de los científicos actuales con los pensadores presocráticos, que no se ponían de acuerdo respecto del primer principio del cosmos.

 

Esa moda de la que hablaba, que en el fondo es la que promulga la separación entre fe y razón, debe ser abandonada si en realidad se busca la rigurosidad en el saber humano. Pues resulta filosófica y científicamente deshonesto pregonar a viva voz que Dios no tiene nada que ver con el Universo y sostener, en consecuencia, que el Universo no ha sido Creado, porque si no se puede caer en la alocada pretensión de Hawking de negar toda presencia de Dios en la configuración del cosmos. Por el contrario, es justo a la luz de la razón apostar por la interdisciplinariedad. Tanto los filósofos voluntariamente alejados de las cuestiones científicas como los científicos venidos a habituales especuladores cuando su método cotidiano tropieza con inquebrantables muros se realizan las mismas preguntas de siempre, quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos.

Entrados en el siglo XXI la tarea más apasionante en beneficio del saber y de la verdad es el trabajo conjunto entre filósofos y científicos. Hay que invitar a los escépticos a ocuparse de nuevo sobre el principio de causalidad, pues con los avances de la ciencia, esta puede ser una fascinante tarea. Ciertamente, Dios no puede ser objeto de experimentación, pero el universo sí. La nada y el azar científico – que no metafísico – se han convertido en una alfombra bajo la que se barren todas las respuestas que no interesan, pero por qué actuar de este modo cuando lo realmente interesante está en descubrir el sentido y la verdad. No hagamos como los avestruces y tomemos el arriesgado camino de comprobar hasta donde lleva el hilo, pues quizá descubrimos que el sorprendente encanto del universo nos lleve a aproximarnos a su causalidad en lugar de conformarnos en sucedáneos debido a diversos intereses contrarios al mismo saber.   

comentarios
  1. Marisol dice:

    Una muy buena exhortación. Comparto el honesto interés por no negarse a encontrar la verdad por los prejuicios.

  2. Saludos Marisol, muchas gracias por comentar.

  3. […] ya he dicho en otra ocasión entrados en el siglo XXI la tarea más apasionante en beneficio del saber y de la verdad es el […]

  4. […] tiempo, ocuparse de nuevo sobre el principio de causalidad gracias a los avances de la ciencia y dejar de barrer bajo la alfombra todas las respuestas que no nos interesan. […]

  5. Roo dice:

    ¡Hola!

    Ignorantes, quienes a los filósofos demeritan.
    Y está de «moda», como dices…. separar la «fé»…. pero más que eso…. Yo me pregunto si existe un vínculo gnoseológico y psicológico en cuanto a la fé, dios, y toda cuestión espiritual.
    Es decir, Como que da «verg’u’enza» aceptarlo, ¿no?
    Es más alentador para el Súper-Dios-Humano creerse que sólo él podría.

    Gente payasa…..

    Hoy más que nunca un científico debe ser filósofo, y el filósofo debe preocuparse por conocer «científicamente» y de forma sistematizada lo que pretende.

    ¿Me pregunto si habrá algún SuperHumano capaz?

    🙂

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