En pocos meses celebraremos el cuarto centenario de la muerte de Michelangelo Merisi de Caravaggio. Este brillante pintor fue un incansable buscador de la verdad. La verdad tal y como él la veía. No sentía ninguna preferencia por los modelos clásicos ni ningún respeto por la belleza ideal. Quería, más bien, romper con los convencionalismos y pensar por sí mismo respecto al arte; recuérdese el revuelo causado por el retrato de Santo Tomás (1602) que tuvo que repetir por no aproximarse a los cánones del momento. Sin lugar a dudas fue el primer pintor que realmente llegó a horrorizar al público, aunque su genialidad nunca le llevó a caer en el sensacionalismo, como no ocurre con una inmensa cantidad de pintores que se creen tocados por una gracia especial. Cuando uno observa La incredulidad de Santo Tomás (1603), con los tres Apóstoles observando a Cristo y Tomás introduciendo el dedo en el costado, cuatro siglos después aún resulta poco convencional.
Caravaggio fue un incansable lector de la Sagrada Escritura. Era tan devoto que como Giotto o Durero sólo deseaba ver los acontecimientos bíblicos ante su mirada, como si hubieran ocurrido en el tiempo presente. El cuadro que encabeza la entrada, Los discípulos de Emaús, es una de las escenas sagradas más asombrosas de la pintura. En ella vemos la narración del Evangelio de San Lucas (Lc 24, 31), el momento en que al partir el pan los discípulos le reconocen. El gesto de Jesucristo, con el rostro iluminado, causa admiración entre los discípulos que le rodean: el de la izquierda tuerce el codo para apoyarlo en la silla, como para alzarse por la turbación; el de la derecha, estupefacto, extiende los brazos súbitamente en forma de cruz. Por su parte, el posadero, de pie a la izquierda de Cristo, observa la escena con atención, pero sin comprender bien lo que ocurre. Representa la figura de gentil que con gran interés se pregunta quién es Jesús y qué está haciendo.
Esta escena del gentil es bien fidedigna a la Sagrada Escritura y al mensaje abierto a todos los hombres del cristianismo. No hace mucho el Papa Benedicto XVI recalcó la importancia de que en la Iglesia siempre tiene que haber abierto un patio de los gentiles, como un espacio previo al santuario en que se adora a Dios. Sin duda, como Caravaggio, el hombre es un buscador de Dios y cuando lo halla – se deja encontrar – busca las mejores fórmulas de acercamiento para que otros también se encuentren con Jesucristo. Como ayer la pintura de Caravaggio, medios como este humilde blog deben ser lugares por los que puedan entrar todos aquellos que buscan a Dios y para aquellos para quienes aún es un desconocido. Cuatro siglos atrás la pintura de Caravaggio realizó su particular servicio a la Palabra de Dios, como medio de evangelización gracias a una sólida preparación teológica y a una honda espiritualidad alimentada por la constante oración – diálogo – con Dios.
Me encanta Caravaggio. A mi gusto «El entierro de Cristo» es una de las obras más sorprendentes y realistas de la pintura.
Saludos Paloma, ciertamente es una obra mayúscula de la pintura. Gracias por comentar.
«…Cuatro siglos atrás la pintura de Caravaggio realizó su particular servicio a la Palabra de Dios, como medio de evangelización gracias a una sólida preparación teológica y a una honda espiritualidad alimentada por la constante oración – diálogo – con Dios. ..»
Muy bien Joan, ya era hora de que alguien hiciese una lectura un poco más edificante de la obra de este peculiar y apasionante pintor, cuyos trabajos han sido tachados de plasmar fantasias de homoerotismo (por su pinturas de adolescentes y preadolescente de delicada rudeza, en actitudes y atuendo provocativos) que algunos especialitas achacan a sus impulsos personales y otros más bien al deseo de agradar a algunos de sus protectores como el cardenal Del Monte, o de enfermizo narcisismo ( por sus propensión a retratarse, en varias ocasiones decapitado como Holofernes, Goliath o Medusa) o incluso de regodearse en sus obras en sus pulsiones morbosas, sadomasoquistas y violentas ( por su reiterada tendencia a representar torturas, martirios y a mezclar erotismo , enfermedad y violencia y claro por diversos aspectos de su biografía).
J.N.
Saludos J.N., sin duda Carvaggio fue muy peculiar entre quienes le vivieron. Aún hoy su pintura no deja impasible a quien la contempla. Gracias por comentar.
Hola. Muy buena entrada. Caravaggio es uno de mis artistas predilectos. Felicidades por este excelente blog.