Eutanasia. ¿Un destino peor que la muerte o el desafiante poder del espíritu humano?

Publicado: 17 agosto, 2012 en Eutanasia

 

The Guardian’ anunció ayer que el señor Toni Nicklinson, tetrapléjico desde hace siete años, no recibirá ayuda medica por parte del Estado para morir, tal y como es su deseo. La justicia británica rechaza su petición al entender que la eutanasia voluntaria es un asesinato. El señor Nicklinson, de 58 años, no se basta por sí mismo y su único modo de comunicarse es mediante un programa informático que interpreta sus parpadeos.

Toni Nicklinson define su existencia de “indigna, triste y miserable”. Por esta razón tiene abierta una cuenta en Change.org para recoger firmas con el fin de logarar que el Parlamento legalice la muerte asistida. Desde luego, nadie puede juzgar a esta persona, a no ser que con absoluta sinceridad pudiera asegurar que en una situación similar actuaría de un modo diferente. No obstante, la existencia de gente que, en la misma situación que la del señor Nicklinson, no quieren morir sino vivir, mantiene abierto un debate sobre el cual todo razonamiento resulta, a priori, subordinado por la crueldad que ofrece la visión de un hombre desesperado.

Un destino peor que la muerte”. Así percibe el rotativo ‘The Independent’ la situación existencial del señor Nicklinson. Esta persona, ahora tetrapléjica, define su existencia de miserable e indigna, pero no sólo por su estado sino que principal y fundamentalmente porque ya no puede realizar sus actividades predilectas: el parapente, el esquí acuatico y la escalada de puentes. Insisto, no soy nadie para juzgar a este caballero; sin embargo, no deja de ser cierta la relación existente entre el deseo de morir y la percepción de que la vida de uno mismo es indigna. Hace relativamente poco, el doctor Harvey Chochinov, psiquiatra y director de la unidad de investigación de cuidados paliativos de la Universidad de Manitoba (Canadá) y autor de un conjunto de trabajos, publicados en Lancet y otras revistas especializadas, presentó una guía para profesionales sanitarios de cuidados paliativos, Terapia de la dignidad, en la que argumenta que la cuestión de la dignidad se halla ligada con la frustración existencial de la que tanto habla el tercer gran clásico de la psicoterapia vienesa, el doctor Viktor Frankl.

Es indudable que la actitud que se muestra ante el enfermo marca la mayor diferencia en la percepción que éste tiene sobre sí mismo. La orientación humana hacia el sentido es fundamental, por lo que es importante que el sanitario o la persona que atiende y acompaña sea alguien que motive al doliente – que siempre y en todo lugar es una persona – a ir más allá de sí mismo, desarrollando la capacidad de autotrascendencia. Sin ánimo de juzgar, es posible que la persona que asiste al señor Nicklinson perciba que está más ante un enfermo desesperado que ante una persona, circunstancia que ayuda a agudizar aún más el sufrimiento y el vacío existencial.

Es fundamental que el señor Nicklinson observe que se le trata como a una persona y no como a un muribundo, por la simple razón de que la dignidad forma parte del estatuto ontológico de la persona y que se mantiene hasta el final de la vida, al margen de la condición existencial – ya se esté encarcelado, enfermo, etc. –. La dignidad ontológica nunca se pierde, sólo se puede perder la dignidad moral, motivo por el cual es importante no confundir el derecho a una muerte digna con el derecho a morir porque percibo que mi existencia carece de sentido y dignidad.

El señor Nicklinson posee todo el derecho del mundo para percibir su existencia de indigna, triste y miserable. Quienes no lo están somos todos los demás. La persona humana sólo puede buscar el bien para el otro y el único deber en esta situación aparentemente indigna, triste y miserable es ayudar a comprender el sentido existencial e invitar al señor Nicklinson a salir de sí mismo e ir más allá proyectándose hacia el futuro; descubriendo que uno, siembre humano y muy humano, puede y debe vencer a sus circunstancias y no al contrario, aunque éstas conduzcan a vivir bajo unas condiciones limitadas.

La vida posee sentido bajo cualquier situación. En cambio, la deseperanza, como bien indica Viktor Frankl, es sufrimiento sin propósito; es, empleando el titular de la portada del periódico ‘The Independent’, “un destino peor que la muerte” ya que encierra al hombre en sí mismo y abre las puertas del suicidio. Si se alcanza a comprender y a dotar de sentido el sufrimiento, éste puede convertirse en un triunfo del hombre que logra encontrar un porqué y un sentido a pesar de su presencia.

No quisiera terminar esta entrada sin presentar el testimonio de Jerry L. Long, Jr., un joven estudiante estadounidense que a los diecisiete años quedó tretrapléjico tras padecer un accidente mientras practicaba buceo. Este joven escribió un día una carta a Viktor Frankl donde decía: “me rompí el cuello, pero eso no me rompió a mí. En la actualidad estoy incapacitado, y esta incapacidad permanecerá conmigo aparentemente para siempre. Pero no he abandonado mis estudios por causa de mi incapacidad, pues quiero ayudar a otras personas. Quiero ser psicólogo como usted para ayudar a otros, y estoy seguro de que mi sufrimiento añadirá una contribución esencial a mi capacidad de entender y ayudar a otras personas”. Tres años después, en 1983, este joven fue invitado por el propio Viktor Frankl para impartir una conferencia en el tercer Congreso Mundial de Logoterapia en la Universidad de Regensbrug (Alemania) cuyo título era: “el desafiante poder del espíritu humano”.

comentarios
  1. Yoana dice:

    Entiendo tu posición y me parece muy digno y honorable tu defensa de la vida pero aunque hay personas que en la misma situación de este hombre aceptan su dolor y quieren seguir viviendo, hay que respetar la decisión de querer morir y ayudar a que pueda morir.

  2. Gregorio dice:

    Uno puede y tiene que morir cuando le sale de las narices… lo otro es atentar contra la libertad de la gente.

  3. Cristina dice:

    Quienes dicen cuándo uno puede morir (eutanasia) son los mismos que dicen si uno puede nacer (aborto). Se sitúan por encima del bien y del mal, gobernando las vidas de las personas para fomentar la cultura de la muerte.

  4. […] un comentario » Joan Figuerola, siempre tan activo y profundo en su blog “Opus Prima“, nos informaba de una noticia aparecida en ‘The Guardian’ : “el señor Toni […]

  5. Señor Cangrejo dice:

    No vayamos a caer en la trampa de darles publicidad a los proeutanastas, que se dedican a poner caras y nombres a un intento que es de carácter internacional. No podemos abrigar los deseos del Bildelberg o del NOM (Nuevo orden mundial). Nos están creando un catálogo icónico para mover por la parte sensible lo que es de pleno rechazo en la intelectiva. Va a ser poco inteligente dejar pasar esta estrategia puramente sensacionalista, como si fuéramos mentes destinadas al consumo de la sideas que se nos ofrezcan.

    Con todos los respetos hacia esta persona, al ver las cara de pretendido sufrimiento que muestra la portada del “Independient”, he recordado una foto en que sale una persona muy parecida pero con las facciones completamente desencajadas, algo único. De poner una foto al lado de la otra, cualquiera diría que la otra cara es de agonía total. Pues mira por dónde, todo lo contrario: Es la que puso una persona cuando le dijeron que fuera a llevar la canastilla a la maternidad, que su mujer estaba de parto.

    Paso de juzgar al cebo que aquí nos ponen porque para algo lo hacen. Lo de andar cosuicidando a la gente es ilegal y además, imposible. Sui=Por él mismo, alter=Por parte de otro. Que no me pidan un altersuicidio y me digan que es correcto. Que no me remachen las falacias de Sampedro, que no me vendan depresión como motivo para dar pena de muerte, que la traten los psicólogos y no los jueces.

    Si este hombre no puede hacer esquí ni paracaidismo, se da la lamentable circunstancia de que el músico, compositor y director de orquesta Herbert Von Karajan tampoco puede hacerlo, pese a ser maestro consumado en estos deportes: Está muerto. Que me busquen otro argumento, que con este no me engañan.

    Ni me engañan con el cribado que pretenden hacer sobre los estados que sí merecen pena de muerte y los que no, no es moral el inventario que están haciendo, en donde siempre salen despreciados quienes tienen sd. Down o son minusválidos, mientras los malvados y perversos se libran de estas condenas. No podemos dejar que nos arrastren a la actitud que quieren que gobierne por sí misma el siglo XXI, el establecimiento de la ética y de la moral a través de códigos escritos que tienen como única finalidad el ahorro de ejercicio para nuestras conciencias.

    De verdad, muy indigna, muy triste y muy miserable es la vida de quien se arrastra de esta manera y cede ante ideas morbosas, pero lo último que podemos hacer es conseguir que aún lo sea más, con nuestra connivencia. Creo que estas estupideces son la consecuencia lógica de permitir que la medicina colabore en la alimentación de los complejos, como ya sucedía con el travestismo y el “cambio de sexo”.

    Sé que habrá quien me crea insensible, falto de empatía (antipático, se dice) o injusto. Por mi parte, no creo justa la pasividad con que se contempla la eutanasia oculta y por todos conocida de los fetos con “malformaciones”. -A veces, un simple labio leporino-. No encuentro empático que se desprecie a tantísimos fetos cuya única “enfermedad” es haber ido a caer en el útero de una mujer egoísta o ignorante. Y ¿Qué queréis que os diga? Mi sensibilidad aparece de otra manera, siento que Nicklinson necesita mayor ayuda psicológica y los británicos, una mayor consideración por parte de la prensa, quien les manipula contra sus derechos humanos. (Entre ellos se encuentra el que creo fundamental de la idea y opinión personales.)

    Y yo estoy recién operado de cáncer, me han recortado un tercio de un pulmón y dentro de nada, empiezo la quimioterapia, no vayan a pensar que no he sufrido nada de nada en mi vida.

  6. Iñigo Ruiz dice:

    Gregorio, al decir:
    «Uno puede y tiene que morir cuando le sale de las narices… lo otro es atentar contra la libertad de la gente», comete dos errores de bulto cuanto menos: En primer lugar. establece una línea de derecho a la vida fundamentada en la salud anímica que condena a quien la tenga algo mermada, aunque sea en modo temporal. En segundo, da muestras de un total desconocimiento de la naturaleza humana al permitir que un acto impulsivo pueda ser mortal, imposibilitando el arrepentimiento y la enmienda posterior.

    Señores: Derecho no es sinónimo de cambio del estado de las cosas al antojo de algunos y renuncia a la normalidad por creer que cualquier cambio es bueno por parte de otros. El derecho fundamental a la vida prevalece sobre el capricho de unos y la poco probable comprensión de otros, a quinenes poco les importa que muera un prójimo, ya que no es la propia defunción lo que están opinando.

  7. […] recientes Toni Nicklinson quie… on Eutanasia. ¿Un destino peor qu…TODOS LOS CONTRARIOS… on Heisenberg: Quien busca con si…Cayetano Ripoll on Ateísmo. […]

  8. Saludos Señor Cangrejo. Muchas gracias por su interesante argumentación. La verdad es que sería estúpido remarcar todas las verdades que expone. Sin duda es de una necesaria reflexión aunque, como bien avisa usted, pueda causar espanto a más de uno. Gracias por comentar.

  9. Descanse en paz. La paz que no tuvo aquì.

  10. […] caso de Tony Nicklinson, una persona parapléjica que falleció tras negarse a recibir tratamiento médico por una […]

  11. Claudio dice:

    Helen Keller decía que el mundo está lleno de sufrimiento, pero también de superación. La vida siempre tiene sentido más allá del dolor y de las circunstancias.

  12. Saludos Claudio, toda la razón.

    Dejo el enlace de este vídeo para vosotros

    Gracias por comentar.

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