Archivos de la categoría ‘Tolkien’

“…¡Qué pregunta tan amplia! No creo que las «opiniones», no importa de quién, resulten muy útiles sin alguna explicación de cómo se ha llegado a ellas; pero acerca de esta cuestión no es fácil ser breve.

¿Qué significa realmente la pregunta? Tanto propósito como vida. necesitan alguna definición. ¿Es una pregunta puramente humana y moral? ¿O se refiere al Universo? Podría significar: ¿Cómo debería utilizar el tiempo de vida que se me ha concedido? O: ¿A qué propósito/ designio sirven las criaturas vivientes por el hecho de estar vivas? Pero la primera pregunta encontrará respuesta (si la encuentra) sólo después de considerada la segunda.

Pienso que las preguntas acerca de un «propósito» sólo son realmente útiles cuando se refieren a los propósitos u objetivos de los seres humanos o a la utilización de las cosas que proyectan o hacen. En cuanto a los «otros seres», su valor radica en sí mismas: SON, existirían aun si nosotros no existiéramos. Pero como sí existimos, una de sus funciones es ser contempladas por nosotros. Si ascendemos la escala del ser a «otros seres vivientes», como por ejemplo una planta pequeña, ésta presenta forma y organización: una «estructura» reconocible (con variaciones) en cuanto a especie y prole; y eso resulta profundamente interesante, pues estos seres son «otros» y no los hemos hecho nosotros; parecen proceder de una fuente de invención incalculablemente más rica que la nuestra. (más…)

La libertad y la providencia juegan un papel trascendental en la obra de Tolkien. Ante posturas filosóficas contemporáneas que establecen una competencia entre Dios y la libertad del hombre, el autor de ‘El Hobbit’, iluminado por la doctrina del Aquinate, entiende la providencia divina y la existencia del libre albedrío humano – que designa el carácter propio de los actos realizables por el hombre sin que algo que le sea extrínseco ni intrínseco le haga inevitable realizarlos (Antonio Millán-Puelles, “El valor de la libertad” – como el encuentro interpersonal entre las dos realidades personales, en la que Dios aparece, más con carácter de padre que de tirano, como garante de la legítima autonomía humana.

Los personajes de la obra de Tolkien, en mayor o menor medida, se hallan constantemente en la inexorable necesidad de tener que hacer algo, so pena de dejar de vivir, pues lo que tienen que hacer no es otra cosa que ser, tomando decisiones trascendentales con unas consecuencias morales, ya sean buenas o malas. En esta situación, Dios – ya expliqué en otra entrada el sentido religioso en Tolkien en un contexto pagano o precristiano – ilumina la razón de la criatura en su camino hacia el bien y la verdad sin derogar su libertad. (más…)

La obra de Tolkien sigue un esquema teológico que inaugura el Silmarillion con el enunciado de la Creación en el Ainulindalë y en el Valanquenta. Se describe una Edad de oro en la que los dioses conviven con los elfos y con los humanos. Sin embargo, del mismo modo que en el relato bíblico, el hombre transgrede la voluntad divina causándose la ruptura de la Alianza establecida. Los mitos y los relatos que nos presenta el Silmarillion presentan la Caída y la entrada del mal, cuya lucha con el bien será un punto capital de la narración contenida en El Señor de los Anillos. (más…)

La obra Tolkien es fundamentalmente religiosa (R. Evans, J.R.R. Tolkien, 1972). En una carta al poeta W. H. Auden le revela que “con respecto a El Señor de los Anillos… no me siento obligado a que mi historia se ajuste a teología cristiana formalizada, aunque en realidad mi intención era que resultara conforme al pensamiento y a la creencia cristiana”. Ciertamente, aunque algunos especialistas encuentran paralelismos concretos entre la obra de Tolkien y la Sagrada Escritura, pienso en el doctor Kilby, su dimensión teológica, existente, no se encuentra enteramente explícita si bien son notorios aspectos fundamentales de la religión cristiana: la libertad de las creaturas, la moralidad de los actos entroncados a su fin último, y la relación del mal y el bien en la caída (Sauron, Saruman…) o en la santificación (Gandalf, Frodo…). (más…)

La compasión

Publicado: 13 enero, 2012 en Amor, Modos de vida, Tolkien, Video

 

Lástima que Bilbo no le matara – a Gollum – cuando pudo hacerlo” dice Frodo a Gandalf, y el mago responde: “¿Lástima? La lástima fue lo que freno la mano de Bilbo. Muchos vivos merecerían la muerte y algunos que mueren merecen la vida. ¿Podrías dársela tú, Frodo? No seas ligero a la hora de adjudicar muerte o juicio, ni los sabios pueden discernir esos extremos”.  Más esclarecedora es la respuesta de Gandalf en palabras de Tolkien: “¿Lástima? Sí, fue lástima lo que detuvo la mano de Bilbo. Lástima y misericordia: no matar sin necesidad. Y ha sido bien recompensado, Frodo; puedes estar seguro: la maldad lo rozó apenas y al fin pudo escapar por el modo en que tomó posesión del anillo, con lástima”. (más…)

La santidad en tolkien (II)

Publicado: 13 febrero, 2009 en Literatura, Religión, Tolkien

Una de las primeras características que hallamos en la imagen de santidad en la obra de Tolkien es el concepto de humildad, que se entiende como un estado ontológico y gnoseológico. Dios escoge a los que se reconocen “pequeños”, pero también forma parte de la virtud humana la conciencia de la propia pequeñez, en especial en los momentos de éxito. La humildad en el Señor de los Anillos lleva a la sabiduría y se constituye en base sobre la que se apoyan el resto de virtudes. En este aspecto, San Josemaría Escrivá resalta también la humildad como fundamento de la santidad (Es Cristo que pasa). (más…)

La santidad en Tolkien (I)

Publicado: 12 febrero, 2009 en Literatura, Religión, Tolkien

Tolkien trata el asunto de la santidad bajo formas mitológicas. Una de estas es la luz, que no aparece como símbolo, sino como una “corporización” de la santidad. Un ejemplo claro lo encontramos cuando Aragorn, Legolas y Gimli encuentran a Gandalf, a quien ya creían muerto (El señor de los Anillos, 123-128): “Todos tenían los ojos fijos en él. Los cabellos del viejo eran blancos como la nieve al sol; y las vestiduras eran blancas y resplandecientes; bajo las cejas espesas le brillaban los ojos, penetrantes como los rayos de sol; y había poder en aquellas manos. Asombrados, felices y temerosos, los compañeros estaban allí de pie y no sabían qué decir”. Este fragmento guarda gran analogía con la aparición de Cristo resucitado o con la Transfiguración: “Su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos blancos como la luz” (Mt 17, 2). La luz tiene mucho que ver con la santidad. Desde este momento el viejo deja de ser Gandalf el gris al recibir “el blanco atuendo de los más altos” al crecer – en palabras del propio Tolkien – en santidad. Otras formas de mitológicas de santidad son la belleza, la salud, la vida, lo natural en oposición con las formas en que se “corporiza” el mal: lo oscuro, lo feo, lo enfermo, lo muerto, lo antinatural. (más…)

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¿Cuántas veces habrás escrito a los reyes magos sin recibir respuesta? Ahora puedes reunir de una vez todas las misivas que los hijos de Tolkien recibieron del mismo Papá Noel desde 1920 a 1943. El propio Tolkien se ocupaba de todos los pormenores para hacer creíble que era Papá Noel quien escribía las cartas; por ello diseñaba sellos del polo Norte, escribía con una letra temblorosa para reflejar el virulento frío y narraba las diferentes aventuras que vivía en propia carne para llevar regalos a todos los niños del mundo.   (más…)