Leo el artículo que firma el señor Pablo Ordaz y no hallo el modo de encararlo por la sarta de opiniones vertidas carentes de significación. Si apareciera publicado en la revista ‘El Jueves’ entendería con suma perfección que no se trata de otra realidad que de un honroso ejercicio de humor. Sin embargo, es el rotativo ‘El País’ quien le da cabida y la finalidad no es otra que la estricta ofensa no lograda revestida de ignorancia y de escasa comprensión del fenómeno religioso, del alcance trascendente del cristianismo y de la misión de la Iglesia.
“El Papa que no pudo ser” porque representaba a una “Iglesia moderna, llena de dudas y de empatía con el prójimo”. Sobre esto último no realizaré comentario alguno, pues sólo el ciego voluntario negará la labor de la Iglesia. Respecto a la duda, sólo una pusilánime ameba carente de reflexión negará la presencia de la duda vital y metódica en la experiencia de fe. La duda siempre surge de una necesidad existencial; la razón duda, juzga y se somete y así, en la fe, una y otra vez, pues la fe nunca puede darse por supuesta, sino que es pensada de nuevo, y de nuevo manifestada: Credo ut intellegam, intellego ut credam. (más…)