¿Qué he de hacer con mi vida? Si en el mundo, por lo general, hay dos tipos de hombre, el que fundamenta su vida en el tener y el que fundamenta su vida en el ser – El primero se halla regido por las necesidades sociales establecidas por el sistema, el segundo gobierna su vida en función de los valores y principios intrínsecos que emanan de su estatuto ontológico –, parece obvio que hay dos grandes modos de desarrollar en la praxis la existencia humana e, ineludiblemente, el segundo tipo de hombre adquiere una capacidad de consciencia mediante la cual la vida no sólo supone una aventura, sino que se transforma en un gran logro en el que se adquiere un auténtico significado.
Conocerse a uno mismo es indispensable para la plenitud existencial y para poseer la capacidad de responder a la pregunta que nos ocupa. El hombre, para ser, debe tomar una decisión fijada en un objetivo por el que orientarse y por el cual desarrollará toda su actividad existencial. La vida posee mucho de proeza, pero lo propio y la cumbre de toda heroicidad es el logro, y respecto a la existencia el éxito depende, forzosamente, del primoroso trabajo interior que uno obre consigo mismo, pues para aprender a vivir del modo más humano posible uno necesita saber, en consentimiento con uno mismo, si avanza por el camino de la verdad o de la apariencia, en cuanto que pondrá todo el amor en uno o en otro, y no supone lo mismo, por su trascendencia, amar lo verdadero que lo ilusorio y contingente. (más…)