El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas constata que si bien el 73% de la población se declara católica, de estos el 59% reconoce que no es practicante. Este dato se asemeja a otro que presenta hoy la prensa escrita en la que se dice que “en torno al 50% de los jóvenes declaran que no creen en Dios”. Monseñor Munilla lamenta que «Jesucristo es un gran desconocido para muchos jóvenes españoles«, al mismo tiempo que el Papa Benedicto XVI señala la ignorancia de la fe corre el riesgo de crear católicos de cafetería.
Es muy posible que si la mayoría de los jóvenes han perdido la creencia en Dios, sea por la misma razón que sus padres la habían tenido: sin saber por qué. Un motivo, quizá no el único ni el más importante, pues es sólo una percepción subjetiva, de la descristianización en occidente se deba, fundamentalmente, a la evolución de la cultura contemporánea que arrastra al hombre a la vivencia de la nada del ser y, al mismo tiempo, convierte a la religión en un fenómeno que nada o poco tiene que ver con el hombre que, insertado en el mundo y en el transcurrir inconsciente del tiempo, se guía exclusivamente por las sensaciones que experimenta su voluntad. Es decir, en palabras de Pessoa: “El trabajo destructivo de las generaciones anteriores había hecho que el mundo para el que nacimos no tuviese seguridad en el orden religioso, apoyo que ofrecernos en el orden moral, tranquilidad que darnos en el orden político. Nacimos ya en plena angustia metafísica, en plena angustia moral, en pleno desasosiego político. Ebrias de las fórmulas exteriores, de los meros procesos de la razón y de la ciencia, las generaciones que nos precedieron derrocaron todos los fundamentos de la fe cristiana” (Fernando Pessoa, libro del desasosiego). (más…)