Poseemos un conocimiento científico y filosófico asombroso respecto a centurias anteriores; sin embargo, el hombre resulta todavía problemático. La cuestión sobre el aborto y la realidad ontológica del nonato muestra que no tenemos una idea clara y consistente del ser humano. El concepto contemporáneo sobre la persona es turbio y equívoco perdiéndose en una maraña de datos e interpretaciones subjetivas e ideológicas que no facilitan una comprensión rigurosa y radical que permita anunciar la incondicional dignidad que atesora y por la que debemos entenderlo como aquella realidad que es un fin en sí mismo.
En una época en la que se presta una desmesurada trascendencia por el método empírico, la observación no consensua a la humanidad, afectada por la miopía ideológica, para que reconozca que el hombre es miembro de la especie homo sapiens desde su presencia tras la concepción, sino que se le ofrece, más bien, la pertenencia a una vida desarraigada de toda especie; así, de modo sorprendente, el embrión humano no es humano, sino que se encuentra pendiente de transformarse en humano atrapado, momentáneamente, en una realidad biológica desconocida, contradiciéndose el dato empírico que revela que los fenómenos que se hallan en la vida de una concreta especie biológica son propias de esa especie y no de otra; al mismo tiempo, su estructura nos dispone para anunciar, en el caso del embrión humano, que participa del modo de ser propio de la especie humana.
Que se niegue la humanidad al embrión no es sólo fruto de la ignorancia, sino de la ceguera ideológica y su consecuente relativismo ético e intelectual. El científico que se precie de riguroso no puede, sobre los datos empíricos, negar la humanidad del embrión humano si no antepone otras cuestiones que no pertenecen a su campo de estudio. La presencia del código genético en el embrión humano, sujeto individual, no deja abierta la adivinanza de su humanidad para próximas investigaciones, sino que es una constatación cierta, evidente e inopinable. El problema que se cierne sobre la cuestión es terrible pues no admite discusión intelectual, sino que se halla en el burdo terreno de la contienda ideológica y moral, donde no es la mente limpia de prejuicios sino la opinión y la artimaña quienes se desenvuelven exitosas.
La problemática, por tanto, no se encuentra en la imposibilidad de esclarecer el dilema de la humanidad del nonato, sino en la imperiosa necesidad de desarmar la subjetiva interpretación ideológica que parece definir, por encima de la ciencia y la filosofía, qué y quién es el hombre. Es triste y desesperante moral e intelectualmente que en una época en la que algo es en la medida en que puede admitirse como positivamente probado que se niegue lo que se conoce clara, distinta y concluyentemente como verdadero, que el embrión humano es humano. Su negación traspasa la frontera de lo racional, aceptándose como certeza biológica no lo objetivo, sino lo subjetivo; no lo evidente, sino lo interpretativo.
En la abundante bibliografía de quienes niegan la humanidad del embrión humano no se encontrará una sola argumentación científica y filosófica sólida, sino que se apela, burdamente a la ‘libertad de’, al sentido negativo de la libertad, y que se refiere a la ausencia de coacción – un tema tratado en este blog – y que lleva a manifestar que ‘una decide sobre lo que sale de su cuerpo’. Así, la cuestión se encuentra fuera del debate intelectual y se asienta sobre la silvestre lona en la que gobierna el mono antropoide y su instintiva voluntad capaz de afirmar cualquier majadería con el fin de negar la evidente humanidad del embrión. Sin embargo, no puede concebirse ningún ser vivo más que bajo las condiciones biológicas que lo designan como individuo de una especie concreta.
Sr. Figuerola
Es cierto que, en la discusión sobre el aborto, a veces se niega que el embrión sea humano, pero lo que se está negando realmente es que sea una persona. Se trata de una mera ambigüedad lingüística, como cuando distinguimos entre hombres y animales, aunque sepamos perfectamente que el hombre es un animal.
Toda la argumentación encaminada a demostrar que el embrión pertenece a nuestra especie, por lo tanto, suele ser una pérdida de tiempo. Esos esfuerzos habría que dedicarlos a defender lo difícil, es decir: que el embrión es una persona y que el aborto es un asesinato.
Así, por ejemplo, si usted ha empezado sus artículos con la cita aristotélica que presenta al hombre como un filósofo nato y considera que lo distintivamente humano es la razón, podría dedicarse a mostrarnos en qué sentido posee esas estimables cualidades un embrión de tres semanas (o un bebé anencefálico de tres días, para el caso), y en qué sentido carece de ellas por completo un chimpacé adulto.
Un saludo muy cordial.
Saludos Leandro.
Pienso que respondo a ello, en bastantes de las entradas que se encuentran en el apartado de ‘Aborto’. En ellas respondo a todas estas preguntas que me plantea.
Me agrada que saque a debate el concepto de persona. Bien, como ya decía anteriormente la personeidad ni aparece después de la humanidad ni finaliza antes, sino que forma parte de la realidad ontológica del ser humano. Como usted bien sabe, el término persona procede de la palabra latina ‘personare’ que significa literalmente ‘hacer eco’, ‘resonar’; al mismo tiempo hunde su raíz en el término griego ‘prósopon’ y que significa ‘aquello que se pone o sitúa delante de los ojos’, y que es la máscara empleada por los actores en el teatro griego para que la voz sonara con mayor intensidad. Una derivación del sentido de esta palabra es ‘per se sonans’, que refiere a aquel que posee voz por sí mismo, es decir, que es un sujeto individual de naturaleza racional (pensemos por ejemplo en la definición de Boecio). Así, persona es el sujeto que posee el ser de manera incomunicable para otro y que es un yo para un tú (de aquí que cuando se conoce el sexo del embrión los padres le ponen un nombre), y así lo recoge el derecho romano: ‘persona est sui iuris et alteri incommunicabilis’. El embrión no es un individuo biológico indeterminado, sino que es un sujeto de una especie concreta, es un alguien concreto que se sitúa ante los demás, primeramente ante el rostro de los padres, pues es alguien para ellos, es una persona que goza de la dignidad que corresponde al hombre. Si desea seguimos abordando esta cuestión desde una perspectiva filosófica, pero creo que es suficiente con este ligera exposición.
Un saludo y gracias por comentar. Se agradece.
Sr. Figuerola
«Una derivación del sentido de esta palabra es ‘per se sonans’, que refiere a aquel que posee voz por sí mismo, es decir, que es un sujeto individual de naturaleza racional»
Bien, admitamos que una persona es un sujeto individual de naturaleza racional que tiene voz por sí mismo. ¿Considera usted que la mórula es un buen ejemplo de sujeto racional que tiene voz por sí mismo? Yo debo confesar que no podría imaginar muchos seres más alejados de su definición.
Por otro lado, en su respuesta se desplaza usted a menudo, creo que inadvertidamente, de la perspectiva de los padres a la del hijo. A ratos parece que esa individualidad es algo que pone la criatura, y a ratos parece algo que le ponen los padres. Sería bueno no confundir los dos planos, porque no pueden ser más distintos. Que algunos padres pongan nombre al embrión, por ejemplo, no prueba nada sobre su personidad, como no lo prueba de un perro llamarse Tobi o de un yate llamarse Poderío.
Un saludo
Saludos Leandro.
¿No prueba nada su personeidad? ¿Usted admite que cada individuo biológico es miembro de una determinada especie o existen realidades biológicas indefinidas de a saber qué naturaleza? No confunda al personal, basta abrir un libro de ciencia. Respecto al embrión humano es evidente, biológicamente, que estamos ante un sujeto individual perteneciente a la especie homo sapiens. Gracias por su considerable aportación al tema, un cordial saludo.
Sr. Figuerola
«¿No prueba nada su personeidad?»
No, por supuesto: que unos señores le pongan nombre a un embrión no prueba nada, como no lo prueba tampoco en el caso de un perro o de una embarcación.
«¿Usted admite que cada individuo biológico es miembro de una determinada especie…?»
Ni por un instante lo he puesto en duda (en esta discusión, quiero decir, porque lo cierto es que el concepto es borroso a más no poder, como seguramente sabe). De hecho, eso es justamente lo que le digo: que la pertenencia a la especie humana del embrión humano no la pone en duda nadie. Lo que se pone duda es que sea una persona.
«No confunda al personal, basta abrir un libro de ciencia».
Eso le decía yo: que no hacía falta que argumentar usted algo tan evidente. Que lo que hay que argumentar es lo otro, lo difícil, es decir: si es o no una persona. Y para eso puede que con el libro de biología no nos baste y necesitemos algunos otros (de derecho, por ejemplo).
«Respecto al embrión humano es evidente, biológicamente, que estamos ante un sujeto individual perteneciente a la especie homo sapiens»
Exacto. Como es evidente que ese sujeto individual perteneciente a la especie homo sapiens carece de razón y no tiene voz propia, que son las características que PARA USTED definen a la persona. Lo cual demuestra que, de acuerdo con SU propia definición, no basta pertenecer a la especie humana para ser una persona.
Un saludo
Saludos Leandro,
Antes de seguir, ¿sería tan amable de ofrecernos su particular concepto de persona, con toda la rigurosidad que merece el concepto? Así descubriremos y/o entenderemos porque interpreta que se puede ser humano pero no una persona humana, como si la personeidad fuese una realidad que no llega al mismo tiempo sino después de la humanidad y que, quién sabe, quizá termina antes del fallecimiento del mismo humano. Gracias por comentar y por sus aportaciones siempre interesantes. Un saludo.
Sr. Figuerola
«Antes de seguir, ¿sería tan amable de ofrecernos su particular concepto de persona, con toda la rigurosidad que merece el concepto?»
No tengo ningún concepto de persona, y menos un concepto riguroso. De hecho, mi postura es precisamente que sólo alguien muy desinformado o muy fanático podría pretender tener semejante cosa.
Sí tengo, sin embargo, como todo el mundo, algunas intuiciones sobre el tipo de cualidades que deben estar presentes en un organismo humano para que pueda ser considerado persona. La fundamental, a mi juicio, haber alcanzado un cierto grado de desarrollo mental.
«Así descubriremos y/o entenderemos porque interpreta que se puede ser humano pero no una persona humana»
Pues ya lo sabe: porque la mórula es un ser humano pero no ha alcanzado nada ni remotamente parecido a una mente.
Y ahora que le he respondido, le agradecería que hiciera usted lo mismo y respondiera finalmente a la pregunta que le he hecho en dos ocasiones:
Si PARA USTED una persona es un sujeto racional que tiene voz propia, ¿por qué considera USTED persona a la mórula, que ni es racional ni tiene voz propia?
Saludos cordiales y feliz año.
Saludos Leandro…
Veamos, cuando digo que posee voz por sí mismo, que es el significado de per se sonans, del que deriva el vocablo persona, me refiero, y se refiere la terminología, pues las palabras tienen un significado (le recomiendo la lectura ‘sobre la certeza’ de Wittgenstein, obra postuma en la que deja claro esta realidad) concreto y no otro, a pesar de que usted señale que “no tengo ningún concepto de persona”, aunque a posteriori interpreta, según su juicio, que es aquel sujeto que ha “alcanzado un cierto grado de desarrollo mental”. Esto último me agrada, de qué tipo de desarrollo metal habla. ¿Yo lo he alcanzado? ¿Soy persona para usted? En fin.
Que una persona es per se sonans (personare), es decir, que tiene voz por sí misma, no se refiere a que hable, a que diga “hola”, sino, más bien, se quiere especificar la idea de dignidad a todo aquel sujeto que es un fin en sí mismo, y el ser humano lo es, si bien es cierto que desde tiempos antediluvianos hasta la actualidad existen ideas que han negado la humanidad (la personeidad) a distintos individuos, algunos a los judíos, otros a los negros, otros a los embriones. Esta dignidad es tanto ontológica como ética. Ontológica porque el hombre es digno por el mero hecho de ser persona, es decir, ser miembro de la especie humana, y ética, porque la persona es un fin en sí misma y no un medio: “En el reino de los fines todo tiene un precio o una dignidad. Aquello que tiene precio puede ser sustituido por algo equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de todo precio y, por tanto, no admite equivalente, eso tiene una dignidad […] Aquello que constituye la condición para que algo sea fin en sí mismo, eso mismo, eso no tiene meramente valor relativo o precio, sino un valor interno, esto es, dignidad. La moralidad es la condición bajo la cual un ser racional puede ser fin en sí mismo, porque sólo por ella es posible ser miembro legislador en el reino de los fines. Así pues, la moralidad y la humanidad, en cuanto ésta es capaz de moralidad, es lo único que posee dignidad” (Kant, “Fundamentación de la metafísica de las costumbres”).
Como ya he escrito infinidad de veces la persona no es producto de una transformación, sino de una generación que tiene un proceso de desarrollo, evidentemente, ni un embrión, ni un recién nacido ni un niño de tres años tienen la racionalidad que usted, Leandro, debe atesorar. Intuyo. De nuevo le recomiendo la lectura de la cita de Robert Spaemann de la que hice referencia sobre esta tan interesante cuestión. No obstante, si no entiende mis palaras respecto de que el ser humano es una unidad sustancial dotada de personeidad desde su concepción miraré de explicárselo gustosamente de otro modo, pues es bien posible que no logre expresarme correctamente. No obstante, afirmar que el embrión humano no es persona ni es una sustancia pensante en cuanto humano, si bien todavía no desarrollado completamente, es ofrecerle otra realidad biológica. ¿Cuál?, ¿la de avestruz, la del cerdo…? ¿Alguna tendrá, cierto? La persona humana sólo se puede ver desde su dimensión ontológica, que es a la que hace referencia el concepto persona aunque no tenga usted un concepto al respecto.
No me enrollo más. Sólo agradecerle que me denomine desinformado o fanático por tener claro el concepto de persona, ha logrado en mí una carcajada matutina.
Saludos y gracias por comentar. Feliz año nuevo.
«Esto último me agrada, de qué tipo de desarrollo metal habla»
No quiero, ni necesito, entrar a detallar a los grados. Para lo que aquí discutimos, me vale con un desarrollo mental mínimo. Equiparable al de una mosca del vinagre, digamos.
«Que una persona es per se sonans (personare), es decir, que tiene voz por sí misma, no se refiere a que hable, a que diga “hola”
Sí, eso ya me lo imaginaba.
«sino, más bien, se quiere especificar la idea de dignidad a todo aquel sujeto que es un fin en sí mismo»
Pues habría sido más claro decirlo así desde el principio: es persona todo aquel individuo humano dotado de razón y dignidad. El problema, por supuesto, es que al decirlo de esta forma queda más claro que no ha avanzado usted un paso en su argumentación. Antes sostenía que todo ser humano, desde la mórula al túmulo, posee personeidad, como si fuera algo evidente que no requiere explicación; ahora sustituye la personeidad por la dignidad, pero estamos en lo mismo. ¿Por qué tiene dignidad la mórula? (¿Y por qué no la tiene, ya puestos, un león?)
«desde tiempos antediluvianos hasta la actualidad existen ideas que han negado la humanidad (la personeidad) a distintos individuos, algunos a los judíos, otros a los negros, otros a los embriones.»
Exacto, es uno de los problemas de olvidar a los individuos y pensar en las clases. Por ejemplo, mucha gente piensa que una pelota de dieciséis células humanas, por el mero hecho de ser humanas, posee una dignidad intrínseca y un inalienable derecho a la vida, mientras que un chimpancé adulto es poco más de un trozo de carne.
«evidentemente, ni un embrión, ni un recién nacido ni un niño de tres años tienen la racionalidad que usted, Leandro, debe atesorar»
Una mórula, ni la mía ni ninguna. Cero. Usted, en cambio, la considera una persona. ¿Por qué? No lo sabemos, porque usted sigue sin explicarlo.
«si no entiende mis palaras respecto de que el ser humano es una unidad sustancial dotada de personeidad desde su concepción miraré de explicárselo gustosamente de otro modo»
El problema no es que no le entienda, sino que entiendo que usted se contradice. ¿Por qué? Porque afirma que una persona debe ser racional y, al mismo tiempo, que la mórula es una persona.
«No obstante, afirmar que el embrión humano no es persona ni es una sustancia pensante en cuanto humano, si bien todavía no desarrollado completamente, es ofrecerle otra realidad biológica.»
Me encantaría ver algún argumento que justifique semejante afirmación. En especial, eso de que negar que el embrión es una sustancia pensante implica asignarle otra realidad biológica.
«Cuál?, ¿la de avestruz, la del cerdo…?»
No, por dios, un avestruz o un cerdo son sustancias mucho más pensantes que la mórula. Si el criterio es el pensamiento, yo me iría más bien a los geranios.
«Sólo agradecerle que me denomine desinformado o fanático por tener claro el concepto de persona»
Por favor, no me refería a usted. De hecho, yo considero que usted no tiene nada claro ese concepto, y no lo tendrá mientras no sea capaz de responder a la pregunta que le dirijo por tercera vez: si PARA USTED una persona es un sujeto racional, ¿por qué considera USTED que la mórula es una persona?
Un saludo.
Saludos Leandro.
Digo, que es una sustancia individual de naturaleza racional… evidentemente, es una persona humana en desarrollo el embrión humano, pero tiene en sí toda su personeidad (código genético…). Regreso a la cita de Spaemann: “No hay personas potenciales; las personas tienen potencias, capacidades. Las personas pueden desarrollarse, pero, ninguna cosa se transforma en una persona. Alguien no llega a ser tal por vía de procedencia a partir de algo. Si la personeidad fuera un mero estado, entonces podría llegarse a ser tal, gradualmente o por etapas; pero, si una persona es alguien que puede atravesar por varios estados y experimentar variadas disposiciones, entonces la persona es siempre anterior a tales estados. La persona no es el resultado de un cambio, sino, de una generación […] La persona, ni comienza a existir con posterioridad al ser humano, ni cesa de existir antes que este” (Robert Spaemann, “Persona y derecho”).
Qué usted, como nos dice, no tenga nada claro el concepto de persona, es una realidad distinta. La racionalidad subsiste en el embrión por el mero hecho de ser persona, del mismo modo que en el recién nacido. El embrión posee un cuerpo organizado típicamente humano, es un ser humano; sí, en estado embrionario, pero un ser humano. La ciencia nos dice y nos dirá siempre respecto del embrión humano que se trata de un ser humano en estado embrionario: es un ser vivo individual perteneciente a la especie humana, es una persona humana. El embrión humano está en disposición de desarrollar todas las cualidades propias del ser humano adulto porque ya las posee y tiene en s´í mismo las capacidades activas para ir gobernando su desarrollo para que llegue a su termino. Por tanto el embrión humano es un ser humano completo (en estado embrionario), quien no vea esto es víctima de su prejuicio.
Gracias por comentar. Un saludo cordial.
Sr. Figuerola,
Yo me refería más bien a esta cita suya: «Una derivación del sentido de esta palabra es ‘per se sonans’, que refiere a aquel que posee voz por sí mismo, es decir, que es un sujeto individual de naturaleza racional». Pero da igual, lo importante es el fondo.
Su razonamiento, si lo he seguido bien, empieza así:
La racionalidad es un requisito de la persona. El embrión no es racional, pero pertenece a una especie donde hay individuos racionales, y esto nos permite considerarlo racional. Es decir, yo no distingo un piano de una trompeta, pero, como pertenezco a la misma especie que Bach, podemos decir que soy un músico extraordinario.
Como lo anterior es un poco duro de digerir incluso para usted, que es el autor, no queda más remedio que intentar justificarlo de algún modo, y usted ha decidido agarrarse a la potencialidad: » El embrión humano está en disposición de desarrollar todas las cualidades propias del ser humano adulto porque ya las posee «. No es una buena decisión, claro, porque esto me obliga a preguntarle qué opina usted de un embrión anencefálico: ¿también está en condiciones de desarrollar todas las cualidades propias del ser humano adulto?
Por último, y supongo que insatisfecho también con el argumento de la potencialidad, que equivale a decir que todos los españoles son millonarios porque les puede tocar la lotería, decide usted volver una vez más al origen de la discusión, donde parece sentirse más cómodo:
«Por tanto el embrión humano es un ser humano completo (en estado embrionario)».
Es decir, vuelve a intentar convertir la discusión acerca de si el embrión es una persona en una discusión acerca de si es un ser humano.
Un saludo muy cordial.
Qué curioso, acabo de darme cuenta de que ha cambiado su interpretación de lo que significa tener «voz propia». Ayer lo identificó usted con la dignidad:
«Que una persona es per se sonans (personare), es decir, que tiene voz por sí misma, no se refiere a que hable, a que diga “hola”, sino, más bien, se quiere especificar la idea de dignidad a todo aquel sujeto que es un fin en sí mismo…»
La primera vez, sin embargo, lo identificó con la racionalidad:
«Una derivación del sentido de esta palabra es ‘per se sonans’, que refiere a aquel que posee voz por sí mismo, es decir, que es un sujeto individual de naturaleza racional…»
Saludos Leandro.
“La racionalidad es un requisito de la persona. El embrión no es racional, pero pertenece a una especie donde hay individuos racionales, y esto nos permite considerarlo racional. Es decir, yo no distingo un piano de una trompeta, pero, como pertenezco a la misma especie que Bach, podemos decir que soy un músico extraordinario”.
Parece que no es así, de nuevo le remito a la cita de Sapemann. No existen los individuos potenciales, pero parece que usted interpreta que sí, algo que la ciencia no puede mostrar en los individuos biológicos.
”El embrión humano está en disposición de desarrollar todas las cualidades propias del ser humano adulto porque ya las posee “.
Es lo que nos muestra la ciencia y el dato empírico. Lo lamento por usted, todo embrión está en disposición de desarrollar las cualidades propias de su especie.
“vuelve a intentar convertir la discusión acerca de si el embrión es una persona en una discusión acerca de si es un ser humano”.
Parece, discúlpeme si me equivoco, que usted confunde el plano biológico (ser hombre) con el ontológico-filosófico (ser persona). Y no he cambiado para nada mi argumentación.
Gracias por comentar, saludos.
Saludos Joan he leído detenidamente ambos argumentos y no cabe duda que Leandro no ha leído ni meditado lo que escribes, sigue en su postura para dar paso fácilmente al aborto, a la eutanasia y quién sabe qué más, porque cuando se pierde la incondicional dignidad de la persona humana se da paso a estas aberraciones. Esta bastante claro lo que escribes yo lo entiendo perfectamente y estoy de acuerdo con tu pensamiento…
Saludos Xavier, gracias por comentar sobre el tema.
Felicidades a Leandro y a Joan, dos puntos de vista diferentes, pero que saben dialogar sin caer en acusaciones personales… permitidme que os felicite sin ánimo de molestar.
Si puedo añadir algo, aunque creo que ya lo señala Joan, El embrión humano que llamaremos «Paco» es el mismo individuo biológico que alcanzará, si puede, los 18 años. Es el mismo Paco, con el mismo ADN… son el mismo individuo biológico, pero en tiempos distintos y con distinto desarrollo, obvio.
Saludos Negro, gracias por comentar. Se agradece la aportación, comparto la argumentación que introduce como ya señalo en mis palabras. Gracias, un saludo.
Lo que no comprendo es la siguiente estupidez, si hay legitimidad en terminar con el embarazo por violación, por ejemplo, por qué no es posible por cualquier otra cuestión? ¿El feto fruto de una violación puede ser abortado, pero no el que no es deseado sin más? ¿Qué les distingue en sí mismos? Si consensuamos que es posible el aborto en determinados casos, en realidad debemos aceptar el aborto en cualquier caso. Personalmente estoy a favor del aborto en todo caso.
Saludos German, como habrás leído en mis escritos mi postura respecto al aborto es la siguiente: sólo acepto el aborto en casos en que peligre seriamente la salud de la madre. En efecto, ¿no tiene derecho a nacer quién es fruto de una violación? Gracias por comentar. Se agradece.
Hola joan ya no estuve deacuerdo en aceptar el aborto solamente cuando la vida de la madre esta en peligro…el fin que es bueno(salvar a la madre) no justifica los medios(matar al niño)…tu lo has mncionado en otros articulos…mas bien ahi se utiliza el principio d doble efecto?
Saludos Xavier, gracias por comentar y por la aportación. Salvar la vida de la madre, cuando corre serio peligro de muerte, considero, no supone una acción moralmente mala, con la consideración que la vida es el bien mayor a preservar, aunque esto ocasione la muerte del nonato, fin que no es querido por sí mismo. Saludos.
Saludos joan e seguido tus escritos siempre y comulgo con todos tus planteamientos, solo q en esto q dices no lo comprendo el porque elegir la muerte del nonato cuando la madre está en peligro su salud. Haz mencionado repetidas veces la incondicional dignidad de la persona desde la concepcion por lo tanto el nonato como la madre tienen derecho a la vida y porque elwgir a la madre cual es el fundamento antropologico y filosofico de esra eleccion??
Sr. Figuerola
«Parece que no es así, de nuevo le remito a la cita de Sapemann»
Yo preferiría que me remitiera a sus propias citas. Si la persona tiene que estar dotada de razón, ¿por qué considera usted persona a seres que carecen de ella?
«No existen los individuos potenciales, pero parece que usted interpreta que sí»
Todo lo contrario. Yo creo que la mórula es lo que es: una pelota de células carente de cualquier actividad mental y, por supuesto, carente de razón. Y, por eso mismo, le pregunto por qué la considera usted una persona.
» Lo lamento por usted, todo embrión está en disposición de desarrollar las cualidades propias de su especie»
No, no todos. Un embrión anencefálico no está en disposición de desarrollar un pensamiento racional, que para usted es una de la cualidades propias de nuestra especie. Por eso yo le pregunto de nuevo, por enésima vez: ¿por qué considera usted persona a un embrión anencefálico?
«Parece, discúlpeme si me equivoco, que usted confunde el plano biológico (ser hombre) con el ontológico-filosófico (ser persona)»
Qué va, es justo al revés. Yo llevo desde el comienzo del debate recordándole que una cosa sería el «ser humano» (concepto biológico) y otra la «persona» (concepto jurídico y filosófico).
«Y no he cambiado para nada mi argumentación»
Claro, eso es justo lo que le reprochaba: que no cambie usted su argumentación e insista en confundir lo biológico con lo jurídico. Es decir, que insista en gastar sus energías argumentando lo que nadie discute (que el embrión pertenece a la especie humana), en lugar de emplearlas en argumentar lo difícil (que el embrión es una persona; es decir, y SEGÚN USTED: un ser dotado de razón).
En fin, llevamos varios días de discusión y usted no ha respondido todavía a la pregunta que no hago más que formularle, y que es la cuestión central:
Si, PARA USTED, una persona es un sujeto dotado de razón, ¿por qué considera USTED que la mórula es una persona?
Xavier
«Saludos Joan he leído detenidamente ambos argumentos y no cabe duda que Leandro no ha leído ni meditado lo que escribes, sigue en su postura para dar paso fácilmente al aborto»
Bueno, más que seguir en mi postura, lo que yo hago es pedirle al señor Figuerola que aclare la suya. En concreto, que aclare por qué considera que una persona es un sujeto dotado de razón y, al mismo tiempo, considera personas a seres como la mórula, que no es ya que carezcan de razón, sino que carecen directamente de mente.
Un saludo.
Negro
«El embrión humano que llamaremos “Paco” es el mismo individuo biológico que alcanzará, si puede, los 18 años»
¿Qué quiere decir «el mismo individuo biológico»?
«Es el mismo Paco, con el mismo ADN…»
Supongo que no está usted identificando persona y ADN. Un gemelo idéntico de Paco, un clon de Paco y una pestaña de Paco tienen el mismo ADN, pero no son el mismo ser.
«…son el mismo individuo biológico, pero en tiempos distintos y con distinto desarrollo, obvio»
Sería más obvio al revés, la verdad: Paco fue un embrión antes de tener dieciocho años. Lo que no es obvio en absoluto es que Paco ya fuera una persona cuando era un embrión, sobre todo si utilizamos la definición de persona de Joan: un ser dotado de razón.
Un saludo
Saludos Leandro, como ya dije todo embrión está en disposición de desarrollar las cualidades propias de su especie, entre ellas la racionalidad. Respecto al término persona veo que sigue teniendo problemas para alcanzar su comprensión ontológica. Gracias por comentar, se agradece. Un saludo.
Sr. Figuerola
«como ya dije todo embrión está en disposición de desarrollar las cualidades propias de su especie, entre ellas la racionalidad»
Y como ya le pregunté yo: ¿También un embrión anencefálico? Es una pregunta muy concreta, de sí o no.
«Respecto al término persona veo que sigue teniendo problemas para alcanzar su comprensión ontológica»
No, realmente. Mis problemas son más bien para averiguar cómo encaja USTED a la mórula en SU definición de persona (un ser dotado de razón). Por eso le agradecería que esta vez, que debe de ser ya la décima, me respondiera: si PARA USTED una persona es un ser dotado de razón, ¿por qué considera USTED persona a la mórula, que evidentemente carece de razón?
Saludos Leandro. Dotado o dispuesto para la razón. usted, cuando era una mórula, cuando era embrión, cuando era un recién nacido estaba en disposición de alcanzar el uso de la razón (se lo explico con simpleza ya que parece que no me se expresar o no logro que me entienda). Se lo repito por enésima vez, quizá no lo dije con claridad. Ahora, será interesante que nos diga qué entiende usted, etimológicamente, por persona, ya que se empeña en esconderlo aunque habla reiteradamente del concepto persona. Gracias por comentar.
Sr. Figuerola
«Dotado o dispuesto para la razón»
Veo que abandona usted su definición original. Antes eran personas los seres dotados de razón; ahora, los que podrían llegar a tenerla. Lo cual nos lleva de cabeza, por supuesto, a la cuestión del embrión anencefálico, que usted ha olvidado responder. Un embrión anencefálico no está dispuesto para la razón, así que, SEGÚN SU NUEVA DEFINICIÓN, no puede ser considerado una persona.
Yo, sí. Un embrión anencefálico, en cambio, no. Así que se lo preguntaré de nuevo: ¿Es un embrión anencefálico una persona?
«Ahora, será interesante que nos diga qué entiende usted, etimológicamente, por persona, ya que se empeña en esconderlo aunque habla reiteradamente del concepto persona»
Etimológicamente, lo que diga el Corominas. Si se refiere usted a «filosóficamente», o alguna cosa así de profunda, le repito lo ya dicho: no tengo ningún concepto de persona, porque todos los que conozco son una chapuza. Si algún día encuentro alguno apañado, ya se lo diré.
Por otro lado, no es cierto que hable reiteradamente del concepto de persona. Lo que hago, reiteradamente, es pedirle que aclare las contradicciones a las que me parece que conduce el suyo. La última, la del embrión anencefálico.
Por cierto, tengo la impresión en todo momento de que usted considera la razón como una cualidad exclusivamente humana, ausente por completo del resto de animales. ¿Es así? Porque, si lo es, dudo mucho que eso lo haya sacado de esos libros de biología que citaba con tanto entusiasmo al comienzo de nuestro debate.
(Aprovecho para incluir una fe de erratas: ese «Yo, sí. Un embrión anencefálico, en cambio, no. Así que se lo preguntaré de nuevo: ¿Es un embrión anencefálico una persona?» era una respuesta a su «usted, cuando era una mórula, cuando era embrión, cuando era un recién nacido estaba en disposición de alcanzar el uso de la razón»).
Saludos. Si la razón está presente en otro ser vivo ruego que me lo presente o le exhorte a comentar en este blog. Que el embrión no sea viable no quita que sea un individuo biológico perteneciente a la especie humana y que no sea, ontológicamente, una persona humana. Sin embargo, y lo siento por usted, existen personas a las que detectaron gravísimas malformaciones cerebrales congénitas, ¿se atreverá usted a decirles que no son personas? Tenga el valor de decirles que usted no se encuentra ante un individuo de la especie humana. Por suerte en obstetricia no piensan como usted y la norma es llevar la gestación hasta la semana 40. Y si puede, explíqueme qué es ser persona. Espero. Gracias por comentar, se agradece su aportación, un saludo.
Sr. Figuerola
«Si la razón está presente en otro ser vivo ruego que me lo presente o le exhorte a comentar en este blog»
Yo diría que los monos de Köhler discurrían bastante bien cuando se trataba de alcanzar un plátano. Mucho mejor, de hecho, que algunos individuos de nuestra especie (los embriones anencefálicos, por ejemplo).
«Que el embrión no sea viable no quita que sea un individuo biológico perteneciente a la especie humana y que no sea, ontológicamente, una persona humana».
No sé qué pinta aquí la viabilidad. Hay embriones anencefálicos que llegan a convertirse en bebés anencefálicos. En lo que no se convierten, claro, ni podrán convertirse nunca, es en seres dotados de razón, que es, SEGÚN USTED, un requisito para ser persona. Por lo que, SEGÚN USTED, no podríamos considerarlos personas.
«Sin embargo, y lo siento por usted, existen personas a las que detectaron gravísimas malformaciones cerebrales congénitas, ¿se atreverá usted a decirles que no son personas?»
Me parece que se está usted liando un poco. Es USTED quien sostiene que una persona es un ser dotado de razón o que podría tenerla, y es USTED, en consecuencia, quien excluye de esa categoría a embriones anencefálicos y deficientes mentales profundos.
«Tenga el valor de decirles que usted no se encuentra ante un individuo de la especie humana».
¿Por qué iba a decirles yo tal cosa, cuando llevo insistiendo desde el comienzo en que nadie discute que un embrión sea un individuo de la especie humana? Lo que yo digo que se discute es si es una persona.
«Y si puede, explíqueme qué es ser persona».
Vaya, veo que se lo tendré que repetir: mi postura es que NADIE puede explicar qué es una persona. En cuanto uno lo intenta, se encuentra sumergido hasta las cejas en un mar de contradicciones, de arbitrariedades y de inconsecuencias, como usted está pudiendo comprobar.
Saludos Leandro.
“Yo diría que los monos de Köhler discurrían bastante bien cuando se trataba de alcanzar un plátano. Mucho mejor, de hecho, que algunos individuos de nuestra especie (los embriones anencefálicos, por ejemplo)”.
Bien, preséntame un mono de Köhler para que debata sobre este asunto, si lo hace, el mono, le daré un par de plátanos de premio. Sin embargo, hay una distancia insalvable y observable empíricamente entre la «técnica» del animal, del mono que nos dice, y la técnica humana. Las abejas siguen haciendo sus panales exactamente igual que lo han hecho siempre y los castores construyen sus presas del mismo modo. En cambio, la técnica humana es constitutivamente variable, evolutiva, precisamente porque el hombre tiene inteligencia, porque capta las cosas como realidades y se capta a sí mismo como sujeto activo. El hombre es el único ser que tiene conocimiento de sí mismo y de la realidad, que no está encerrado en un medio específicamente determinado, sino que está constitutivamente abierto al horizonte indefinido del mundo real. Pero si cree que no ya no es mi problema. Sí, el mono de Köhler resuelve situaciones, incluso hay animales que construyen pequeños dispositivos, pero el hombre, usted y to, trascendemos nuestra situación actual, y producimos artefactos no sólo hechos «ad hoc» para una situación determinada, sino que también construimos artefactos sin tener necesidad de ellos en el presente inmediato, sino para un posible futuro. La diferencia de ser un ser racional y un ser no racional radica en que este último resuelve su vida y el primero, el hombre, proyecta su vida. Por esto su industria y su arte no están fijados, ni es una simple repetición, sino que presenta una innovación, producto de una invención del ingenio. Pero este es otro tema, así que no me enrollo más, disculpe.
“En lo que no se convierten, claro, ni podrán convertirse nunca, es en seres dotados de razón, que es, SEGÚN USTED, un requisito para ser persona. Por lo que, SEGÚN USTED, no podríamos considerarlos personas”.
Creo que usted no me entiende o no me quiere entender. Repito por enésima vez: dotado o dispuesto para la razón. Evidentemente también hay quien nace sin extremidades inferiores o superiores y no deja de ser persona. No me molesto más en este tema, discúlpeme.
“Lo que yo digo que se discute es si es una persona”.
Si usted, como dice, “no puede explicar qué es una persona” por qué me dice si alguien puede o no puede ser persona. No me hallo afectado por la contradicción, lo que ocurre es que usted no alcanza a comprender el sentido epistemológico de un concepto que no entiende o no quiere entender. Doy por concluido, por mi parte, este debate. Gracias por comentar. Se agradece.
Sr. Figuerola
«Sí, el mono de Köhler resuelve situaciones»
Exacto, y las resuelve razonando. Lo cual indica que la razón no es algo exclusivamente humano.
«Repito por enésima vez: dotado o dispuesto para la razón».
No, si no hace falta que lo repita. Eso está clarísimo. Lo que hace falta es que explique usted por qué considera persona a un embrión anencefálico, que evidentemente no está dotado o dispuesto para la razón. Es una pregunta muy sencilla y muy directa, pero usted se niega a responderla.
«Si usted, como dice, “no puede explicar qué es una persona” por qué me dice si alguien puede o no puede ser persona»
Es que yo no hago tal cosa. Yo lo que hago es pedirle a USTED que explique SU concepto de persona, porque me parece que lleva a contradicciones flagrantes. Por ejemplo, le lleva a decir que una persona «un ser dotado o dispuesto para la razón» y, al mismo tiempo, le hace considerar persona a un embrión anencefálico, que indudablemente no está dotado ni dispuesto para la razón.
«Doy por concluido, por mi parte, este debate».
Usted mismo, pero sería interesante que lo concluyera respondiendo a la contradicción que le he señalado reiteradamente. Si, SEGÚN USTED, una persona es «un ser dotado o dispuesto para la razón», ¿por qué considera USTED persona a un embrión anencefálico, que evidentemente no está dotado ni dispuesto para la razón?
Si lo prefiere y le resulta más cómodo, puede descomponerla en tres preguntas de sí o no:
1. ¿Es la persona un ser dotado o dispuesto para la razón?
2. ¿Es un embrión anencefálico un ser dotado o dispuesto para la razón?
3. ¿Es un embrión anencefálico una persona?
Apreciado Leandro.
«Exacto, y las resuelve razonando».
Como usted considere. No voy a debatir más al respecto.
Gracias por comentar.
Sr. Figuerola
«No voy a debatir más al respecto»
Ya me lo imaginaba. Si alguna vez quiere enfrentarse a las contradicciones de sus tesis, ahí tiene mis preguntas, esperando ser respondidas.
Un saludo.
Saludos Leandro, gracias por su rica aportación, se agradece. Un saludo.