La importancia del ser humano. 4.000 esclavas sexuales detectadas en España en tres años

Publicado: 20 septiembre, 2012 en Antropología, Ética y Moral

Entre 2009 y 2011 la policía detectó en España a más de 4.000 víctimas de trata de seres humanos con fines de explotación sexual. No obstante, la cifra se queda corta, pues según los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, en España sólo se detecta una de cada veinte víctimas. La explotación sexual de inmigrantes ilegales es, junto al tráfico de drogas, uno de los negocios criminales más lucrativos según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, pues genera alrededor de 32 mil millones de dólares anuales.

La brecha cada vez más pronunciada entre los países ricos y pobres causa un mayor flujo migratorio de personas cuyo objetivo inmediato es alcanzar una vida con mayores oportunidades, si bien en muchas ocasiones supone exponer la propia vida. Esta situación es una fábrica perfecta para el crimen organizado que trata a estas personas, mujeres y niñas, cual otra mercancía cualquiera para su beneficio. Sin embargo, el mayor responsable de esta lacra es la concepción utilitarista que no concibe a la persona como un fin en sí misma, sino como un medio y, como bien dice un comentario de una lectora en la noticia publicada por ‘El País’: “sino existieran tantos consumidores de este oficio, seguramente no existiría la esclavitud sexual, ni de niños ni chicas, ni jovencitos. Pero ahí van esclavos de sus instintos a someter a otros sin importar su condición”.

En efecto, la cuestión fundamental descansa en la importancia que se confiera al ser humano, pues de ello depende el juicio que interpreta la moralidad de las acciones que someten a la persona a una cosificación. Así, sólo si entendemos que la persona es un fin en sí misma y no un medio ni un instrumento comprenderemos el justo modo en que debe ser tratada. En este sentido, es necesario advertir, pues no parece una obviedad, que un varón y una mujer es un ser humano que goza de una dignidad incondicional por el simple hecho de ser un sujeto de la especie humana; que tal dignidad no es fruto de una conquista sino de una verdad derivada de su estatuto ontológico (Robert Spaemann, “Lo natural y lo racional”).

La realidad más importante y trascendente que hay en la persona es el hecho de ser humano, más allá de su raza, de su perfil psicológico e intelectual, de su estrato social, etc. Dicho esto, es importante asentar esta relevancia en el terreno ético, para que cualquier práctica humana en cualquier cultura existente reconozca la importancia del ser humano y lo proteja mediante el establecimiento de las normas morales y las leyes que de ella derivan. De lo contrario, si no reconocemos la vida como el antes lógico y ontológico para la existencia y especificación de los demás derechos; si no consideramos que la persona humana es el fundamento del derecho vaciamos de todo contenido los mismos derechos humanos, pues su único fundamento y su carácter universal descansan, insisto, en la dignidad absoluta de la persona.

Ser persona es una constitución esencial que emana del estatuto ontológico del ser humano, no es un atributo que alguien concede por arbitrio o consenso; y esto, muchas veces, se pierde de vista, de lo contrario no existiría la prostitución. De este modo cualquier acción que tienda a utilizar a una persona sólo como medio, ya sea la persona que uno mismo es ya sea la persona de otro, es moralmente mala y reprobable. Existe, a pesar de la existencia de infinidad de éticas, una ley moral universal – natural en el hombre – que da pistas certeras acerca de qué es lo bueno y lo malo. Al mismo tiempo, y en consecuencia, sabemos que en la realidad hay todo un registro de individuos con distinta escala ontológica que han de ser tratados acorde a lo que son según su modo de ser: las cosas como un medio y las personas como un fin.

Sin embargo, que la persona sea el fundamento de la moral no es evidente a la luz de la realidad social contemporánea cuando hay muchos sujetos de la especie humana – Daniel Dennet – que no tienen claro ni el concepto de ser humano. Ser persona es algo que se añade a un ser humano que se desarrolla correctamente desde su generación – resultado de la fecundación de dos gametos humanos –, pues, al contrario de lo que algunos creen aún hoy, no existe la persona potencial que se transforma en humana a partir de una realidad viva desconocida, ni uno deja de serlo porque alguien lo considere en su mente (Hitler y los judíos). No obstante, Para afirmar que la dignidad incondicional del ser humano procede de su estatuto ontológico es necesario, en última instancia, reconocer que está creado a imagen de Dios. Quizá a algunas personas, y no pocas, se les rasguen las vestiduras, pero si el ser humano goza de determinado carácter absoluto es porque existe una instancia superior que le otorga tal condición y que, al mismo tiempo, le hace respetable ante los demás. Al contrario de lo que algunos puedan llegar a pensar, ni el hombre es causa del azar ni los derechos humanos surgen gracias al Estado.

comentarios
  1. Fran dice:

    Es un horror el uso y el abuso que comete el hombre con el mismo hombre… ya sea para ganar dinero, ya sea para sacar placer… el ser humano no es una cosa es un alguien con una dignidad sin límite.

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