La fe es voz de la razón

Publicado: 31 agosto, 2012 en Pensamiento, Religión

Sapere aude (Horacio, Epístolas), ten el valor de servirte de tu propio entendimiento, nos exhorta Kant en su Crítica a la razón pura. Con palabras similares Juan Pablo II nos dice en la encíclica Fides et ratio que “el interrogarse sobre el porqué de las cosas es inherente a la razón”. La fe quiere dar voz a la razón, pero libre de las ataduras del relativismo, del positivismo y de un racionalismo indigente que da por supuesta la racionalidad de la razón. La razón, dice Pascal en sus Pensées, debe saber dudar donde es necesario, asegurarse donde es necesario y someterse donde es necesario. Así, cuando la razón se libera de la duda radical, cuando desbloquea el perenne escepticismo, “cuando la razón logra intuir y formular los principios primeros y universales del ser y sacar correctamente de ellos conclusiones coherentes de orden lógico y deontológico, entonces puede considerarse una razón recta” (Juan Pablo II, Fides et ratio).

El mayor peligro para el hombre, asevera Pascal, es excluir la razón o admitir solamente a la razón. La unidad de la fe y la razón no es sólo concebible, sino que es el único camino seguro contra todos los errores: intellego ut credam, credo ut intellegam. Pensamos al creer y creemos al pensar porque Dios es la verdad, la inteligencia que se abre a la razón del hombre. Lo creído y lo sabido goza de una intrínseca interrelación; la inteligencia del ser humano obtiene su auténtico desarrollo cuando considera  al mismo tiempo y como un todo la verdad filosófica y la verdad revelada.

Del mismo modo que la razón no puede darse por supuesta, tampoco la fe, de lo contrario sería mera tradición. La fe siempre tiene que ser pensada, pues no es nunca una cuestión decidida y asimilada de una vez y para siempre. La fe siempre tiene que ser puesta en duda y asegurada – no lo olvidemos que la fe se pregunta por la verdad y por las cuestiones principales del hombre – de lo contrario se asienta sobre el vacío, sobre el sentimentalismo que conduce a un burdo fideísmo. La fe necesita a la razón en su apertura a la realidad total – realidad que trasciende lo meramente empírico – para reafirmar su sentido y alcance y para dar plenitud y dimensión a la razón.

No es la razón la que impide creer, como afirman algunas grandes mentes como Sagan o Dawkins, sino la que conduce a la fe (Joseph Ratzinger, Introducción al cristianismo). La fe, desde luego, no halla mejor garante que la razón; pero una razón que no es racionalismo, sino racionalidad, conjunción y armonía entre la verdad filosófica y la verdad revelada, que permiten el análisis objetivo de la realidad: juzgar donde hay que juzgar y someterse donde hay que someterse, pues hay cuestiones que no pueden ni podrán resolverse con los medios de los que dispone la ciencia natural ni pueden ser un obstáculo, con el existente y ofuscado racionalismo ideológico, en la apertura a la verdad. Hay que entenderse que la realidad en sí no se da, sino que se dan, como bien indica Hans Küng en ¿Existe Dios?, distintos planos diferentes de la realidad, con lo que es imposible e inviable pretender la absolutización de un método para aproximarse al conocimiento pleno de la realidad.

La fe no sólo no es irracionalidad, sino que ella misma afirma que todo ser es producto del Pensamiento: “El hombre puede pensar porque su propio logos, su propia razón, es logos del Logos, pensamiento del Pensador, del espíritu creador que impregna el ser” (Joseph Ratzinger, “Introducción al cristianismo”). Dios, por ser logos, garantiza la racionalidad del mundo y del ser del hombre, así como la adecuación de la razón humana a Él y viceversa aunque, evidentemente, la suya nos supera y trasciende de modo radical. Sin embargo, Dios, por ser logos, viene al encuentro del hombre, de la razón del hombre en Jesucristo.

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comentarios
  1. Cristina Bec dice:

    Me ha encantado mucho esta entrada… en especial «No es la razón la que impide creer, como afirman algunas grandes mentes como Sagan o Dawkins, sino la que conduce a la fe».

  2. Saludos Cristina, me alegro que haya sido de tu interés. Muchas gracias por comentar.

  3. gold account dice:

    La perspectiva en que la razón está subordinada a la fe, sostiene que la razón depende de la fe por su coherencia. Bajo esta perspectiva, no hay forma de probar ampliamente que estamos en realidad viendo lo que suponemos que estamos viendo; de que lo que recordamos realmente sucedió; o de que las leyes de la lógica y de las matemáticas son en realidad reales. En cambio, todas las creencias dependen, para su coherencia, de la fe en nuestros sentidos, recuerdos, y razón, porque los fundamentos del racionalismo no pueden probarse por la evidencia o la razón.

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