¿Le sorprende a alguien que la Justicia brasileña autorice a un hombre y dos mujeres a casarse?

Publicado: 29 agosto, 2012 en Matrimonio, Sexualidad

No sorprende la autorización a un hombre y dos mujeres a casarse. Cuando se abre la puerta a lo moralmente inconcebible, el reconocimiento de las uniones entre personas del mismo sexo, sus posibilidades reales carecen de límite por el simple y funesto hecho de que deja de considerarse inmoral. El tiempo presente muestra que en muchas personas no sólo no hay un concepto correcto, sino ni siquiera un concepto claro y definido de cualquier cosa; la infecunda y vacía palabrería difunde y disuelve la capacidad mental para reflexionar y considerar las realidades más profundas, fundamentales y trascendentes del ser de la persona humana.

Hoy, la grotescamente confusa y superlativamente vaga opinión fundamentada mediante una ética del sentimiento logra cambiar las cuestiones más radicales de la antropología humana. Antes de lanzarnos con apasionante audacia a opinar sobre temas tan concretos y relativos a la ontológica naturaleza del hombre es necesario un tratamiento riguroso y una detenida consideración de la sexualidad humana. Dicho esto, el primer argumento es taxativo: El matrimonio es una institución esencialmente heterosexual, monógama y la única que debería ser válida y reconocida por el Estado. La misión del derecho es la protección de la realidad natural. El matrimonio es el sexo institucionalizado y el sexo, es una evidencia empírica, exige, para que exista consumación, la relación por oposición. El matrimonio es el proyecto de vida en común, con carácter de exclusividad y perpetuidad, entre un varón y una mujer que merece protección jurídica porque su relación supone el desarrollo natural de la sexualidad y porque dicho ejercicio conduce a la generación de vida, a la continuidad familiar y al mantenimiento de la sociedad. Por esta última razón, porque la relación va más allá de los muros del hogar, la unión entre el hombre y la mujer merece ser institucionalizada con exclusividad cerrándose la puerta a todo otro tipo de uniones.

La unión entre personas del mismo sexo no desempeña ni engendra las mismas funciones sociales por las que el Derecho regula y ampara el matrimonio, por lo que no cabe atribuirle la regulación jurídica propia y exclusiva del matrimonio. La poligamia, por su parte, consentida en el Corán y, por tanto, susceptible de ser exigida por los musulmanes en España dentro del espacio jurídico, es incompatible con la unidad del matrimonio, ya que este es la unión con exclusividad y perpetuidad de un varón y una mujer que originan la comunidad conyugal abierta a la generación de la vida resultas de su amor, que es la donación del ser sin límite. Éste no sólo es un valor cristiano – motivo por el cual es odiado y batallado – sino que es un valor originario de la creación y que responde al estatuto ontológico de la persona. Así pues, no sólo es una verdad para los cristianos sino para la entera humanidad.

Un requisito intrínseco que se desprende de la ley natural es no sólo no hacer el mal, sino hacer todo el bien que se pueda, por ello los medios deben adecuarse al bien del mismo modo que el fin que se persigue en cualquier situación de la vida para adquirir la virtud necesaria para afrontar las cuestiones más enmarañadas con el éxito suficiente para ser lo que se debe ser, que no es una tarea baladí pues en ello está en juego la propia existencia y plenitud. La moral no puede permanecer presa de la ideología ni a la ética del sentimiento que relativiza su alcance hasta extremos insospechados ninguneando su universalidad y objetividad. De este modo uno se entrega, con error, a cualquier regla de conducta.

Hay que señalar que no se niega que dos personas del mismo sexo o un grupo de personas – poliginia y poliandria – puedan quererse entre ellas, sino que se afirma, con rotundidad, que tales uniones no constituyen matrimonio y, sobre todo, que el matrimonio nunca se basa ni se asienta en la afectividad, aunque forma parte de él. Si fuese así habría que admitir, por ejemplo, el incesto cada vez más creciente – “¿El último tabú?”, La noche temática (tv2) – o las relaciones con animales. Por el contrario, todas estas personas no padecen ninguna discriminación en cuanto personas, pues pueden contraer matrimonio en la misma condición que una persona heterosexual y bígama: pueden casarse con una mujer si son varones o con un varón si son mujeres. Sería discriminatorio si no pudieran contraer lo dicho por su orientación: ya sea por amar a los animales, ya sea por amar a otra persona del mismo sexo, ya sea por amar a muchas personas. Pero esta discriminación no existe porque pueden casarse con una persona del otro sexo.

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comentarios
  1. Alku dice:

    Moralmente inconcebible…….

    Cuantas esposas tenían los Profetas de la Biblia????
    Si es malo de manera inconcebible… es malo hoy fue malo ayer….

    O pasó de ser bueno a ser malo?

  2. Saludos Alku. Me encanta y haces bien en señalar los matrimonios polígamos de los patriarcas. ¿Esto invalida que el matrimonio sea monógamo e indisoluble? No. Así de claro. Te explico. Si lees la Sagrada Escritura descubrirás que la poligamia, igual que el divorcio, está considerada como idolatría y que sólo es santo el matrimonio entre un hombre y una mujer (Ml 2, 10-16; Is 61, 10-11; Jer 2, 2; Ez 16, 2; Os 2, 12, etc.). Los mismos rabinos no dudaban de que originariamente el matrimonio era monogámico e indisoluble, y a él debían someterse, también, los gentiles, obligados a esta ley como a todas las demás leyes noáquicas. Sólo algunos judíos, interpretando erróneamente el Deuteronomio, considerándose exentos por privilegio divino afirmaban que podían repudiar a su mujer e irse con otra. Cristo eliminó el repudio y la poligamia invalidando la unión matrimonial con una segunda mujer. Como ves, siempre fue malo. Muchas gracias por comentar.

  3. Cayetano Ripoll dice:

    Mire, Joan, creo que está mezclando sexo, procreación y matrimonio como si fueran la misma cosa y no lo son, los tres pueden darse de forma independiente o mezclados en cualquiera de sus combinaciones. Observe, por ejemplo, que el sexo se da en ausencia o en presencia del matrimonio y se da en formas homosexuales y heterosexuales, y en formas polígamas y monógamas, en la naturaleza y en el hombre (que no deja de ser parte de la naturaleza) y, a no ser que empleemos «natural» en un sentido inapropiado, la consecuencia es que todas ellas son «naturales» y eso que en algunas formas se podrá dar procreación y en otras no. Lo que no es natural es el propio matrimonio y este, también se da en múltiples formas en diferentes culturas humanas de manera que, antropológicamente hablando, todas ellas son formas matrimoniales humanas validas por cuanto existen y sirven a la sociedad en que se dan para la regulación de los derechos de los implicados.

    En cuanto a los prejuicios religiosos y lo que las religiones pueden considerar bueno o malo, poco debería afectar al matrimonio ya que este es una institución civil y, como tal, es potestad del estado; es cierto que en ocasiones el estado ha cedido el derecho a celebrar matrimonios a determinadas confesiones religiosas pero eso no implica que estas organizaciones tengan algún derecho sobre la propia institución ni que puedan determinar que es o que no es matrimonio; quien determina que es o no un matrimonio valido siempre es el grupo humano, ya sea de forma directa o por delegación en sus órganos legislativos.

  4. Saludos Cayetano.

    Es evidente y una constatación que sexo y procreación se pueden dar y se dan fuera del matrimonio. Por otro lado es evidente, a la luz de la conciencia moral y de la ley universal, que una realidad por ser cultural no implica que sea moralmente buena. Por otro lado, la realidad del matrimonio, como ya he comentado en esta y en otras entradas, constituye una de las figuras jurídicas más importantes del entramado social (no creo que sea necesario que se lo explique de nuevo): es la institución del amor conyugal y fundamental para la sociedad. Evidentemente, por cuestiones antropológicas y biológicas la unión homosexual queda cerrada a esta realidad, al amor conyugal – por otro lado no hay nunca consumación sexual entre dos personas del mismo sexo –. La unión homosexual y la heterosexual son distintas; no sólo presentan una composición diferente, sino que esta composición diferente marca unas diferencias sustanciales, de sentido, estructura y función que usted puede, naturalmente, descubrir. Al respecto, no hay nada más que decir a lo que ya he dicho. En cuanto a la poligamia, que a priori, por presentar personas de distinto sexo, podría parecerse más al matrimonio, que es siempre heterosexual, contradice radicalmente la comunión conyugal y la igual dignidad del hombre y de la mujer, que se entregan en amor único y exclusivo. Es decir, no responde a la esencia de las relaciones varón y mujer.

    Muchas gracias por su comentario.

  5. Cayetano Ripoll dice:

    Bueno, Joan, el amor conyugal se produce entre los cónyuges, los cónyuges son los que están unidos en matrimonio y el matrimonio adopta las formas que cada grupo humano considera aceptables; usted insiste en que el único modelo valido es el judeocristiano pero esto es tan evidentemente prejuicioso y tan contrario a la historia y a la antropología que no creo que sea siquiera un objeto serio de discusión.

    En cuanto a la consumación sexual, usted puede pretender que el suyo es el único criterio de completitud valido pero lo que no puede pretender que los demás estén de acuerdo con el y mucho menos que asuman su criterio como aceptable cuando su experiencia les muestra que, al menos en su caso, esto no es cierto.

    En cuanto a las esencias creo que sólo son generalizaciones a posteriori deducidas de clasificaciones establecidas de forma arbitraria para explicarnos el mundo y yo procuro (aunque no siempre lo consiga) no fundamentar mis juicios en bases tan livianas.

  6. Alku dice:

    Perdón Joan, se me escapa lo de la idolatría. Lujuria, concupiscencia, desorden moral… quizás…pero idolatría???

    No lo entiendo

    Alku

  7. Saludos Cayetano. El matrimonio heterosexual y bígamo no es propio ni exclusivo de la cultura y de la religión judeocristiana. Es evidente que existen distintas formas de asociación, basta con atender a un estudio etnológico. Sin embargo, apreciado caballero, lo que custodia juridicamente al matrimonio es el amor conyugal y la generación, y esto, que sepa, es cosa de un hombe y de una mujer. No existe otro modo de consumación sexual. Gracias por comentar.

  8. Saludos Alku. Evidentemente, la poligamia es causa de desorden moral pero la práctica de la poligamia en sí es admitida a causa de la idolatría en la que entra el hombre. Gracias por comentar.

  9. Alku dice:

    idolatría.
    (Del b. lat. idolatrīa, y este del gr. εἰδωλολατρεία).
    1. f. Adoración que se da a los ídolos.
    2. f. Amor excesivo y vehemente a alguien o algo.

    Vos lo decís por la segunda acepción???

    Sigo sin entender que el divorcio y la poligamia sean idolatrías. No se adora ningún ídolo.

    Alku

  10. Saludos Alku. Se consideran idolatrías porque se cae en ello por la idolatría, a eso me refería. Gracias por comentar.

  11. Alku dice:

    Como que se cae en ellos por idolatría???

    Estoy casado con una mujer, me divorcio donde está la idolatría???

    Un musulmán o un patriarca judío o un _Mormón donde está la idolatría???

    Un polígamo que está casado (ilegalmente) con varias mujeres, digamos un viajante…donde está la idolatría???

    alku

  12. Saludos Alku. Espero explicarme mejor ahora ya que veo que no soy capaz. El caer en idolatría conduce a realizar prácticas que en ese momento no estaban consentidas por Dios. Gracias por comentar.

  13. Creo, Alku, que Joan se refiere al Catecismo de la Iglesia Católica (2113) donde se extiende la definición de la «idolatría» más allá del culto a los dioses paganos hasta cualquier divinización de lo que no es Dios; aunque, sinceramente, desde los siete años, en que planteé por primera vez la pregunta, hasta hoy, nadie ha sido capaz de hacerme entender que diferencia hay entre la adoración a los dioses paganos y la adoración a los santos y vírgenes, con lo que, mucho menos puedo entender la clase de razonamiento lleva de la poligamia a la idolatría.

  14. Saludos Cayetano… los santos y las vírgenes se veneran pero no se adoran. Gracias por el comentario.

  15. Alku dice:

    Joan:

    Yo entiendo que alguien cae en la idolatría (o cambia de religión) y puede caer en la poligamia o divorciarse.
    Pero es distinto a decir que todos los polígamos o que todos los divorciados son idólatras.

    Respecto al antiguo testamento si Yahve fulmina a varios (Onán por ejemplo) por infringir ciertas normas, no veo mucha oposición a todas las esposas y concubinas que tuvieron los patriarcas.
    Es verdad que muchas historias terminan mal para el polígamo pero otras se ven como que fructificaron en la aparición de nuevos pueblos.

    Adoración e idolatría:

    Desde ya que la diferencia para la iglesia es clara. Pero no se si lo es tanto para ciertos creyentes.

    Eso de pedirle salud a una invocación de la virgen, solución de problemas a otra invocación, ir a la iglesia con la imagen de tal santo y solo a esa iglesia en particular.

    Yo entiendo que la visión oficial es que el culto es parte de la cultura y es parte de la creencia que las personas le pidan a ciertos intercesores por ciertos temas o que se fomenten los viajes o peregrinaciones. Tradición.
    He visto curas que decían que no era realmente obligatorio ir a la iglesia de San Cayetano a pedir trabajo que si uno quiere ir que vaya pero también se puede pedir por trabajo a San Cayetano en otra iglesia o en a casa.
    Sin embargo hay mucha gente que tiene comportamientos y creencias que son muy similares a las costumbres paganas donde cada dios o semi dios tenia su templo, su sector de influencia, su ritual etc.

    Alku

  16. Héctor dice:

    Cuando Cayetano Ripoll te desmonta todas tus falacias sobre la sexualidad, tú respondes «es evidente a la luz de la conciencia moral….» Pero vamos a ver, ¿acaso la moral es universal? No, tú tienes la tuya y yo la mía. ¿Qué te da a ti el derecho de imponerme a mi la tuya? ¿Tú no rechazas la asignatura de EpC porque la consideras adoctrinadora y dices que el estado se permite el lujo de imponer una moral? Vamos, que la sociedad en su conjunto no puede educar en unos determinados valores elegidos por vías democráticas (que son el respeto a todo el mundo y la no discriminación) y tú si puedes imponer tu moral fundamentalista y discriminadora a todos los demás ¿no? ¿Por qué la legislación civil de un país aconfesional ha de adaptarse a tu moral? Qué manía con creerte en posesión de la verdad única, absoluta y universal y empeñarte en imponérsela a todo el mundo, oye. ¡Que te olvides ya! Que los tiempos de la inquisición acabaron y aquellos en los que el dictador entraba bajo palio en las iglesias también. Que los que no compartimos tus creencias religiosas no tenemos ninguna obligación de vivir acorde con tu moral religiosa. Que te dediques a seguirla tú y aplicártela a ti mismo, pero te olvides de una vez de que las leyes civiles del estado deban recogerla.

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