La renovación del Tribunal Constitucional causa irritación porque el nuevo ponente de la sentencia en el recurso contra la Ley Orgánica 2/2010 “de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo” será el magistrado don Andrés Ollero. Los principales partidos de la izquierda, el PSOE e IU, se oponen tagantemente y piden su inhibición por ser católico – miembro del Opus Dei – y por no tener una misma posición ideológica al repescto.
En España existe un sistema democrático que determinadas personas se obstinan en que zozobre, pues no toleran que otros exhiban creencias y principios propios opuestos a los suyos. Para el PSOE e IU sólo puede haber una posición sobre el aborto y cualquier divergencia al respecto es definida de sectaria o extrema. Así se expresa el señor Óscar López, secretario de Organización del PSOE: “en el Constitucional puede haber distintas opiniones, pero esta es extrema”.
Cuando en un sistema aparentemente democrático se sostiene sin pudor quién puede y quién no puede ocupar cargos públicos y participar en el debate político se traspasa el umbral del totalitarismo, muy propio del fanático que se inquieta por la opinión del otro y que rechaza abiertamente la existencia de la pluralidad de creencias y principios que enriquecen la vida sociopolítica y procuran el avance de la humanidad. El intolerante no vislumbra en su ofuscado dogmatismo que aquel a quien se opone y a quien niega la palabra es posible que pudiera tener una posición más acertada o menos falibe en determinado asunto.
En “¿Qué es la justicia?”, Hans Kelsen declara que “si la democracia es una forma justa de gobierno, lo es porque supone libertad, y la libertad significa tolerancia. Cuando la tolerancia deja de ser tolerante deja de ser democracia”, que es lo que acontece en todas estas declaraciones que, evitando que la opinión del señor Ollero se exprese libremente, pretenden imponer la suya como único criterio de verdad. En palabras del propio señor Ollero: “no permiten fundamentar racionalmente postura ética alguna, ni considerar objeto propio de la atención del jurista los derechos humanos o la apelación a otros principios valorativos básicos” (Andrés Ollero, “La crisis del positivismo jurídico. Paradojas teóricas de una rutina práctica”, publicado en “Persona y Derecho”).
No hay duda que las razones esgrimidas para inhibir al señor Ollero no sólo ponen en peligro la vida democrática sino también el bien común, al dar a entender que sólo cabe una postura en el derecho dispuesta por encima del bien y del mal, empíricamente irrefutable y cerrada al conocimiento objetivo de la verdad. Esto es totalitarismo, la tiranía del pensamiento único, afán de Estatismo y no democracia. “La demcoracia consigue la distribución y el control del poder, y ofrece la más alta garantía contra la arbitrariedad y la opresión, y el mejor aval de la libertad individual y el respeto a los derechos humanos. Cuando hablamos en nuestros días de democracia, pensamos ante todo en este bien: la participación de todos en el poder, que es expresión de libertad” (Joseph Ratzinger, “Verdad, valores, poder”).
Un tipo del Opus, que si tiene posturas sectarias, no puede pronunciarse en este tema ni en el del matrimonio gay.
Los socialistas hacen bien, este tipo tiene que ser recusado. No puede pronunciarse ante algo que es contrario. Dónde está la democracia si se sabe que se opone a los derechos de las mujeres.
Estoy de acuerdo con Oscar López, una persona tan extremista en sus pensamientos no puede ser el ponente del recurso contra la ley del aborto. ¡Que nos dejen en paz a las mujeres!
La señora Rosa Aguilar afirma que el señor Ollero está «inhabilitado ética, política y moralmente» para ser el ponente de la sentencia sobre el recurso del PP contra la Ley del Aborto por la simple razón de que disiente de ella.
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¿Alguien piensa que existe una sola persona neutral sin principios ni planteamientos propios? Todo el mundo tiene una cultura, unas ideas políticas, unos principios morales…
Está vista la educación democrática de algunos. O piensas como el PSOE e IU o nada. ¿Esto es pluralidad? Además no sólo decide este señor.
No es admisible que la Iglesia decida sibre temas de Estado.
Sobre que la Iglesia decida sobre temas del Estado: 1) Andrés Ollero actúa en nombre propio, no en nombre de la Iglesia. 2) Un político -este y cualquiera- no está exento de compromiso por buscar lo que está bien para la sociedad, ni exento de críticas (también por parte de la Iglesia).
Sobre que una persona extremista en sus pensamientos no puede opinar sobre el aborto: ¿Quién puede opinar sobre cualquier cosa si tiene convicciones claras sobre cualquier tema? Si me opongo radicalmente a que sea legalizado un partido político «peligroso», ¿debo abstenerme?
Sobre el derecho de las mujeres a abortar: 1) Tengo derecho a aquello que es un bien. 2) Lo que está en juego no sólo es la calidad de vida de la mujer, sino la vida de otro ser vivo. 3) ¿Cómo puede ser un derecho de una mujer eliminar la vida de otro.
Saludos Santiago. Antes de nada muchas gracias por comentar. Es interesante y muy importante que la gente reflexione sobre cada uno de los puntos que introduces y argumentas. La cuestión del aborto está tan ideologizada y secuestrada por determinado feminismo que no se entiende aborto sin el derecho de la mujer de poder decidir si da vida o muerte a su hijo nonato, por lo que cualquier manifestación racional que salga del ámbito ideológico, ya sea científica, ético-moral o filosófica no sólo es minusvalorada sino entendida de extrema; cuando extremo e inhumano es el hecho mismo de plantearse si una vida es digna de ser vivida. Gracias por comentar.