Educación Cívica y Constitucional empieza a tomar cuerpo. ‘El País’ habla de “giro lingüístico” con respecto a su precedente, Educación para la Ciudadanía. Los gobiernos de España, antes el PSOE y ahora el PP, olvidan que el Estado no puede inmiscuirse en la educación del ser humano, que el hombre no puede cambiar a su antojo las verdades últimas sino que debe impregnarse y dejarse vivificar por ellas. Hasta que no se entienda que ningún gobierno no puede originar ni provocar ciudadanos morales sino que son las personas mismas, en cuanto sujetos morales, quienes fortalecen con su obrar una sociedad moral virtuosa, no alcanzaremos una sociedad madura y democrática.
El señor Wert, ministro de Educación, afirma que el objetivo de ECC es eliminar las “cuestiones controvertidas y susceptibles de adoctrinamiento ideológico” olvidándose que cualquier posición del Estado respecto a la educación ética de los escolares es ya un adoctrinamiento ideológico que atenta contra la libertad, pues el niño se ve obligado a realizar un desdoblamiento de su ser: en la vida privada son sus padres quienes le forman en unos concretos valores morales mientras que en la vida pública esa tarea la ejerce el Estado (ver: “Educación cívica y constitucional. ¿Distinción entre vida pública y privada?”).
El próximo jueves, el Ministerio de Educación propondrá los nuevos contenidos de una asignatura que debe desaparecer ya que invade un ámbito, el de la formación ética de la persona, que corresponde a los padres y a quienes ellos consideren. La función del Estado debe centrarse en que todos los niños en España reciban una correcta formación académica dejándose el contenido de las creencias y de los valores para la familia siempre, evidentemente, que no se atente contra la integridad del menor. Es trascendental, pues, que los distintos agentes políticos entiendan que la persona no es una creatura del Estado a la cual tiene que brindar, como tutor, determinadas competencias morales y éticas. Como decía al comienzo es más bien a partir de la persona misma, en cuanto sujeto libre y moral, que se puede construir una sociedad realmente virtuosa en la que se ordenen con armonía la libertad individual y el deber ciudadano en vistas al bien común que es el objetivo de toda sociedad.
Toda acción libre es moral. En consecuencia no es el Estado el que hace que una sociedad sea moralmente buena, sino que son las personas mismas, procurando el bien común, las que hacen que una sociedad sea libre, buena y justa. Son las personas las que configuran con su actuación el Estado que quieren; cuando es el Estado el que configura a las personas se entra en una dictadura aunque se manifieste – esa configuración – bajo formas supuestamente democráticas.
Y la Iglesia qué. ¿No habría que prohibir las escuelas católicas que adoctrinan e influyen a los niños?
Lo mismo vale para la clase de religión
Randall, Meinster. La religión sólo es una asignatura en las escuelas públicas y es más bien cultural. EpC y la nueva ECC no son sólo una asignatura sino toda una nateria doctrinal que se encuentra en cada una de las asignaturas desde matemáticas a historia pasando por plástica o naturaleza.
Tanto las escuelas católicas como las clases de religión son opcionales, no tienen nada que ver con ésto.
Lo que dice Xdsl2000 parece que no entra en la mollera de algunas personas. Desde luego que no es lo mismo una asignatura opcional en la pública que EpC (o su nueva versión) que se halla insertada en todas las materias que estudian los niños. No es lo mismo.
Cómo es posible que un gobierno no se ocupe de formar la moralidad de sus ciudadanos, como si esta fuese un zarcillo que se pueda quitar o poner al gusto. Asegurar una educación moral, nos ayuda a formar ciudadanos honrados y decentes, para una sana convivencia ciudadana. Que los alumnos sigan otras corrientes o que sea contraria a la educación familiar, como por ejemplo el respeto a la vida o a los más débiles, entonces es tarea del estado asegurar la paz ciudadana. La educación moral y ciudadana nos acerca a vivir una conciencia colectiva y a respetarse unos a otros, nos hace salir de una conciencia individualista y parcelada de grupos. Actualmente la post modernidad construye una ética grupal que salta la moral ciudadana. Si favorecemos una ética grupal, familiar o individual, despreciando la ética ciudadana, nuestra sociedad se alejará de una conciencia colectiva y de trabajar para el colectivo. Como experimento para una película de terror suena bien, pero para experimentar con seres humanos, saltando la praxis de la humanidad, realmente suena de terror. Una decisión de ésta categoría debería pasar por un referéndum ciudadano.
Tiene razón Rosalía. Debería hacerse un referéndum para cuestiones de esta impronta.
La propuesta de la nueva Educación para la Ciudadanía es inaceptable. Comparto la idea, tiene que desaparecer toda intromisión del gobierno en el adoctrinamiento moral de las personas.
Debe desaparecer, y ¡ya!
[…] se analiza el sistema educativo español de inmediato se descubre que mediante la Educación para la Ciudadanía o Educación Civica y Constitucional se pretende imbuir la ideología, instaurándose el régimen […]
[…] o gobierne el PP el Estado pretende originar y provocar ciudadanos a la medida de su ideología, como ya dije en una ocasión, olvidándose que cualquier posición del Estado respecto a la educación de los escolares es ya un […]