Las declaraciones de la señora Antonia San Juan denotan que algunas personas permanecen en un estado de perpetuo infantilismo a lo largo de su existencia. Interesante, en cambio, la respuesta de la señora Pilar Rahola a la actriz: “a la mayoría de los mortales la familia nos aporta la primera lección de convivencia, nos da los instrumentos para avanzar en la vida, nos dota de un caudal de amor que nos refuerza y, cuando todo falla, nos recuerda que ahí está, como una red sólida que siempre nos acoge. La familia es una gran institución, auténtica escuela de la vida, el lugar donde refugiamos los miedos y compartimos los anhelos”.
De la familia he hablado en innumerables ocasiones. Volveremos a hacerlo. La familia, se quiera o no, es la piedra angular de la sociedad y la primera escuela de virtudes en la que se desarrolla la persona humana con un determinado modo de ser encauzado al logro del bien común, en la mayoría de los casos. Sin persona no hay familia, pero sin familia tampoco hay persona, y esto no hay que olvidarlo aunque resulte de sentido común, porque la familia es la que revela al hombre la identidad del hombre – aunque Cristo lo revela de manera más perfecta –.
Es en el seno de la familia donde el sujeto se descubre como un yo, como un alguien que es amado por sí mismo. Es en la familia donde el amor alcanza su máxima expresión, pues sus miembros son amados de manera absoluta, radical e incondicional con una total donación por parte del ser del otro. En este sentido, la familia que ama, la familia feliz, es una antesala del paraíso. No obstante, la familia presenta disfunciones cuando no existe la figura del padre o de la madre o cuando uno de ellos omite su paternidad.
E importante entender que la familia es el pilar de la persona y de la sociedad. Ya en la ética Nicomáquea el Estagirita – quien afirma que el hombre es un animal social – señala lo sustancial al señalar que por naturaleza el hombre se halla más inclinado a vivir en familia que asociarse políticamente porque la primera es una fundación anterior. Esta deferencia viene de antiguo y recorre toda la historia, incluso en tiempos oscuros, hasta plasmarse en la Declaración Universal de los Derechos del hombre en su artículo 16.3: “La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”. Lamentablemente en España no es así, ya que no sólo no se la ayuda y protege sino que se la ataca siempre que se puede.
Sin embargo, tampoco debemos olvidar que la familia, por omisión de la paternidad de los progenitores, es, en más casos de los deseables, fuente de lesión física y psíquica, cuando no de muerte, de niños. Por otro lado existe otro acto de violencia mucho más común hacia los hijos, y que ya apuntaba anteriormente: la omisión de la paternidad de los padres. Cuántos niños nacen criándose ellos mismos en un ambiente de soledad donde la figura de la madre y del padre es más bien fría y distante, reduciéndose a la simple manutención del menor. No debe olvidarse esta coyuntura porque los hombres y las mujeres del futuro serán tal y como sean las familias de hoy. Si la familia no es el espacio donde el amor alcanza su máxima expresión no esperemos que el fin de la sociedad sea el bien común.
Me gusta mucho tu comentario sobre la familia, sobre todo eso de que la familia le revela al hombre su propia identidad. Y, la verdad, me indigna bastante el comentario de la sra. San Juan.
Chico, por cierto, ¡me he abierto un blog! He comentado el tema de la sra. San Juan en una entrada (en una de las dos que he publicado por ahora). Cliquea sobre mi nombre si quieres verlo.
Maximiliano
Saludos hermano Maximiliano. Me agrada saber que vuelves a escribir, será un gusto leerte. Gracias por comentar.
No creo que sea discutible el valor de la familia en la formación del individuo durante sus primeros años, la discrepancia suele estar en que se considera familia y cuales son los requerimientos formales para considerarla como tal.
Saludos Cayetano. Cierto, pero qué es familia y cuáles son sus requerimientos están fuera de toda discusión. Otra realidad es querer pasar lo que no es por familia.
«Sin embargo, hoy hablamos de ‘nuevos modelos de familia’ porque gracias a la ciencia se puede fabricar un hijo mediante técnicas de inseminación artificial. Por tanto, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿la familia tiene una dimensión esencial o indeterminada? Sorprende que autores como Lévi-Strauss, que conciben a la familia desde una perspectiva evolucionista, señalen en sus estudios que la familia constituida por un hombre y una mujer – y sus hijos – es un fenómeno general presente en cualquier tipo de sociedad (Claude Lévi-Strauss, Race et Histoire) aunque puedan existir al mismo tiempo otros modos imitativos o incompletos del modelo natural. En este sentido es revelador el estudio de Murdock, quien tras analizar y comparar más de doscientos tipos distintos de sociedades confirmó que el modelo general de familia es el monogámico y heterosexual (George Peter Murdock, The Universality of the Nuclear Family. En A Modern Introduction to the Family)»
Seguir leyendo en: https://opusprima.wordpress.com/2011/02/15/defender-la-familia-en-todo-momento/
Gracias por comentar.
La prueba de que no están fuera de discusión es que yo lo estoy discutiendo y la mayoría de nuestra sociedad ya ni siquiera lo discute, lo ha asumido como normal; las sociedades cambian y crean nuevas formas culturales, eso siempre ha sido así, el problema sólo existe para los que se estancan en la idea de que las únicas formas validas son las del pasado ya que, evolucione como evolucione la sociedad, el pasado no vuelve.
Tampoco es una cuestión moderna, la clasificación usual en antropología incluye, además de la familia monógama independiente, la polígama (poliginia y poliandria) la extensa (patrilocal, matrilocal, avunlocala y amitalocal) y la troncal (que en algunos casos se considera una variante de la extensa). Algunos antropólogos (como Marvin Harris) incluyen la matrifocal (la madre y los hijos) muy estudiada por el en Estado Unidos.
Y en la consideración del tipo de familia no estamos entrando en las preferencias sexuales, los matrimonios homosexuales ya eran usados entre los Azande y los Nuer de Sudán los Chuckchee de la Península de Chukots (Rusia) y los Cheyenes norteamericanos. Estos eran conocidos por Levi-Straus:
“…en algunos lugares de África ciertas mujeres de rango elevado estaban autorizadas a casarse con otras mujeres que, mediante el uso de amantes varones no reconocidos les darían hijos(as); la mujer noble se convertía en el ‘padre’ de los hijos(as) de su ‘esposa’ y transmitía a éstos, de acuerdo con el derecho paterno vigente, su propio nombre, su estatus y su riqueza”. [«Man, Culture and Society» (1956), «Polémica sobre el origen y la universalidad de la familia» (1974)]
¿Esta descripción no corresponde a una familia?
Saludos Cayetano.
Es evidente la existencia de variantes culturales, tan evidente como la existencia de distintas formas de asociación. Lo que también es evidente por cierto y natural es que uno siempre es hijo de su padre – uno – y de su madre – una – por mucho que se guarde en el anonimato el esperma progenitor y se halle entretenido, por ejemplo, bajo el cuidado de dos féminas asociadas.
Desde luego, reitero la existencia de distintas formas de asociación, algunas de ellas apuntadas por usted. Incluso así, insisto en que a pesar de estas formas de agrupación uno siempre tiene, por mucho que no se quiera así, un padre y una madre. Y el sentido común y la evidenciada naturaleza confirman que, por lo general, aunque puedan existir al mismo tiempo otros modos imitativos e incompletos del modelo natural, la familia se constituye por un varón, una mujer y sus hijos.
De nuevo, muchas gracias por su comentario.
La realidad biológica determina (más bien determinaba) el modo en que un niño es concebido pero el hecho familiar se corresponde con circunstancias posteriores al nacimiento y aquí es imposible determinar que es o no «natural»; si nos retrotraemos en la historia evolutiva lo más parecido que podemos encontrar a nuestros antepasados son los chimpancés y en ellos el cuidados de los hijos corresponde a la madre con la colaboración de la abuela materna y las hermanas sin hijos propios, pero establecer este punto como «estado natural», nos lleva a considerar como podría haber sido hace unos cinco millones de años atrás y esto no nos sirve de nada. Si miramos en el resto de la naturaleza, los equivalentes a nuestra familia, adoptan múltiples formas por lo que yo, personalmente, no dispongo de elementos de juicio suficientes para asegurar que alguna de estas formas es más natural que las otras.
Lo importante, según yo lo veo, no es determinar que es o no natural sino intentar que la familia (sea cual sea su forma) provea a los hijos de todo lo necesario (biológica, intelectual y emocionalmente) para su desarrollo en las mejores condiciones que tanto la propia familia como el resto de la sociedad pueda proporcionar.
Saludos Cayetano.
Le pondré un ejemplo evidente. En el caso de la adopción su objeto último es la protección del menor desvalido y no la satisfacción de los posibles adoptantes, que no pueden engendrar descendencia alguna. Al mismo tiempo, como se sostiene en el viejo principio jurídico, adoptio imitat naturam, la adopción debe imitar la naturaleza. Se trata de la naturaleza de la familia constituida por el padre y la madre adoptantes, con unas relaciones estables, de manera que se facilite el crecimiento y desarrollo de la persona adoptada. Es evidente, y en esto tiene razón, la familia debe proveer de lo necesario a los hijos. No obstante, los hijos tienen derecho a formar parte de una familia semejante a la familia natural, constituida por un hombre y una mujer, únicos seres que, juntos, tienen capacidad de procrear.
Gracias por comentar.