“Quizá sabrán que nunca me canso de decir que, al contrario de lo que sucedía en tiempos de Sigmund Freud, el primer gran clásico de la psicoterapia vienesa, la gente padece menos frustraciones sexuales y muchas más frustraciones existenciales. Lo que a la gente le atormenta, lo que le urge de verdad, no es éste o aquel problema sexual, sino el problema del sentido de la vida. En oposición a la psicología individual de Alfred Adler, la segunda orientación psicológica vienesa, hoy la gente ya no está atormentada por complejos de inferioridad, sino que estos se han visto ampliamente superados por un profundo sentimiento de falta de sentido. En general, la gente se conforma con vivir de algo; sin embargo, apenas sabe para qué puede vivir. Podríamos hablar de nihilismo vivido para referirnos a este vacío con el que se enfrenta la gente, y lo más grave de este nihilismo es quizá el fatalismo que lo acompaña. El nihilista se dice a sí mismo que no sirve de nada dar la mano a la vida, controlar el destino, porque, al fin y al cabo, la vida no tiene ningún sentido. El fatalista se dice a sí mismo que eso no sólo es inútil, sino completamente imposible, porque no somos libres, ni siquiera responsables, sino que somos las víctimas de la coyuntura, del entorno, de las circunstancias. Pero los fatalistas no tienen en cuenta y olvidan que, en realidad, somos nosotros quienes configuramos las circunstancias y los que podemos transformarlas allí donde haga falta.
¿Qué dice la ciencia de todo esto? ¿Hace frente tanto al fatalismo como al nihilismo? ¿O no será más bien, como nos advirtieron Einstein y Schrödinger, que la ciencia como tal no está en situación de señalar hacia un fin cualquiera o, incluso, de dar un sentido a la vida? Si me preguntaran a mí personalmente, diría que una ciencia que desconoce sus límites y que, encima, se vuelve todavía más popular, por no decir vulgar, una ciencia que como mínimo sea así, no dará al hombre ningún sentido, sino que le dará las sobras, paradójicamente, quitándole algo que no es otra cosa que el resto de sensación de sentido que todavía pueda quedarle. La ciencia efectúa esta operación adoctrinando al hombre medio actual a través de los medios de comunicación, diciéndole que no es más que el producto de la predisposición y el entorno, de la herencia y la educación. Pero a sus predicadores se les escapa que lo propiamente humano, lo que hace hombre al hombre, está fuera del marco de una concepción humana aparentemente científica, es decir, fuera del marco de una pseudociencia del hombre. Porque las disyuntivas ‘predisposición o entorno’, ‘herencia o educación’, son erróneas ya desde su planteamiento; porque, finalmente – y esto se demuestra una y otra vez en las situaciones decisivas –, el devenir de una persona no depende ni de la predisposición ni del entorno, ni de lo que herencia le haya deparado ni de lo que en su educación le haya tocado en suerte, sino que, al fin y al cabo, todo esto depende de la propia persona, todo se deja al criterio de su propia decisión y, dentro de los límites que las condiciones y las circunstancias le permitan, esta decisión será una decisión libre. Es decir, el hombre no está libre de circunstancias biológicas, psicológicas y sociológicas, pero siempre es y será libre para adoptar una postura frente a todas estas condiciones y circunstancias, ya sea resignándose a ellas o ya sea superándolas haciendo uso del poder de obstinación de la mente”.
Viktor E. Frankl. Fragmento seleccionado de la conferencia ofrecida durante la celebración del Rotary International. Viena 24 de febrero de 1980. La transcripción se encuentra en su versión totalmente íntegra en “En el principio era el sentido”.
Hola, los hombres somos producto de miles de años de evolución biologica, de miles de años de desarrollo social. Nuestra conciencia, cultura, idioma, formas de pensar, de concebir el mundo, dependen de la sociedad actual, que es, a su vez, producto de miles de interacciones culturales y económicas entre todas las sociedades. Definitivamente, el hombre ya depende más de las circunstancias y el entorno en el que vive.
hola dieta! supongo que a pesar de los miles de años de evolución biológica y desarrollo social y de las miles de interaciones culturales y económicas de todas las sociedades, tú eres libre para estar en contra de la opinión de este artículo, lo cual indica que no estamos tan determinados como te parece a tí
Solo esta un nihilismo aparente. Por lo del «para qué» vivir apenas sabe, cómo sabra de ello sin antes consultar el qué y el por qué de su existencia, del conocimiento de su persona y luego, así, el para qué de su sentido.
Hola. Sólo quería felicitarte por el artículo y desearte unas felices fiestas, Joan. Un abrazo.