No es país para viejos

Publicado: 11 mayo, 2011 en Documentales, Ejemplos a seguir, Modos de vida, Video

Quedamos sorprendidos cuando escuchamos en las noticias que unos familiares han abandonado a un supuesto ser querido de avanzada edad en la puerta de alguna residencia o en la calzada de una carretera. Son casos aislados, al menos eso es lo que uno quiero pensar. Sin embargo, no es tan excepcional, sobre todo en las ciudades, que los ancianos mueran en sus casas en la más absoluta soledad. No es país para viejos es un filme de los hermanos Coen cuyo título viene bien para retratar la situación. Para no pocas personas alcanzar determinada edad supone infligir un delito, se les aparta de la sociedad tratándolos como seres inútiles, como si las personas fueran bienes fungibles que se pueden desechar.

Del mismo modo que una persona nunca puede dejar de ser padre o de ser madre, tampoco puede dejar de ser hijo o hija. Los hijos, al margen de cómo hayan sido los padres, deben mucho a sus progenitores, de manera fundamental la vida. Y ya que hablamos de vida, la existencia es un viaje iniciático, un camino de preparación. Por esta misma razón los ancianos, lejos de ser un problema deberían ser objeto de veneración, en el buen sentido de la palabra. Una persona mayor, al margen de la relación personal que se tenga hacia ella, constituye un modelo de vida que no podemos ignorar en cuanto que es un testigo sobre cuyas huellas podemos avanzar todos, porque ningún presente forja su futuro sin mirar hacia atrás, hacia aquellos que nos han precedido y que suponen, en el fondo, la tradición de cada cultura y de cada sociedad.

Escuchadme, casa de Jacob, y todos los supervivientes de la casa de Israel, los que habéis sido transportados desde el seno, llevados desde el vientre materno. Hasta vuestra vejez, yo seré el mismo, hasta que se os vuelva el pelo blanco, yo os llevaré. Ya lo tengo hecho, yo me encargaré, yo me encargo de ello, yo os salvaré” (Is 46, 3-4). La vejez es testimonio vivo de la caducidad de la vida y, al mismo tiempo, el hombre anciano, como el adulto, el joven y el nonato, es un ser creado, un ser participado de ese ser absoluto que es Dios.La Sagrada Escritura está plagada de personajes de avanzada edad sobre los que Dios muestra un gran respeto, consideración y magnanimidad: Abraham; los mismos padres dela Virgen, San Joaquín y Santa Ana; Tobías; Eleazar; los padres de Juan bautista, Isabel y Zacarías, etcétera.

Recordemos las palabras vertidas sobre Pedro cuando Jesús se aparece a orillas del lago Tiberíades, que son todo un testimonio sobre la vejez: “En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará donde tú no quieras”. Estas palabras señalan que la vejez es el momento más propicio para alcanzar mayor comprensión del sentido de la existencia, por lo que el testimonio de estas personas no puede pasar inadvertido para aquellos que venimos detrás. “Respeta el cabello níveo; ten con el anciano sabio la misma consideración que tienes con tu padre” (Focílides, Sentencias) porque pocos pueden ayudar a ver con mayor claridad las realidades de la existencia terrena que aquellos que ya las han visto todas.

Vídeo: “Capicúa” de Roger Villarroya, galardonado con el Gran Premio del Jurado en el Jameson Notodofilmfest de 2010.    

comentarios
  1. Alku dice:

    Hola:

    Me parece que tu postura es muy idealizada. Conozco un caso donde una conocida decidió que su padre anciano viviera con ella. Podían dejarlo en un BUEN asilo de ancianos, donde los cuidaban y alimentaban y donde podían visitarlos, pero quisieron que fuese a vivir con ellos.
    Al principio todo bien pero luego empezo la senilidad.
    Peleas y discusiones más y mas a menudo. Habia que vigilarlo día y noche para que no realizara actos peligrosos como olvidarse el gas prendido.
    Eso generó fuertes roces en el matrimonio ya que el anciano discutía todo el tiempo y empezaba a tener delirios de persecucion.
    Mas adelante entro en una fase delirante donde no estaba ubicado ni en tiempo ni espacio. Gritaba todas las noches y los médicos se rehusaban a aumentar el uso de somniferos.

    La familia volvió a insistir en pagar un asilo pero la hija se nego y a la larga tuvo una terrible separación con su marido hasta que eventualmente llego la hora final para el padre de esta conocida mía.

    Desde ya que hay personas que abandonan a sus «viejos» cando no hay ningún problema grave simplemente por comodidad o egoísmo.
    Pero hay muchos casos en que la senectud es muy muy problemática.
    Desde ya que eso jamás justifica el abandono o el crimen pero muchos asilos o geriatricos cuidan bastante bien a los mayores.

    Saludos
    Alku

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