“Cataluña prohíbe los toros”. Esta es la gran noticia que se nos vende hoy. Después de leer toda la prensa y de escuchar reacciones de un lado y otro no sé si vivo en el mundo o soy más bien un personaje de Kafka insertado en la historia más surrealista. Gregorio Samsa se despertó un día transformado en un ser extraño; mis ojos, en cambio, se han convertido en dos grandes huevos fritos sorprendidos por la trascendencia de la noticia. Una vez ya hablé de la cuestión y sigo con mis trece.
El mundo no deja de sorprenderme, y lo hace porque prestamos mayor importancia a un animal que al mismo ser humano. A partir de 2012 ningún toro perecerá en plaza catalana, y me parece bien pues no es ninguna libertad matar a un animal. Pero me gustaría más leer otro titular: a partir de 2012 ningún niño será abortado si no peligra la vida de la madre. La realidad, sin embargo, es bien distinta, ni importa la vida de los nonatos ni la vida de los toros. La mayoría de las reacciones en contra del toro desde Cataluña responden a una especie de venganza por lo sucedido con el Estatut, para ellos es una victoria contra España – aunque una victoria propia de pusilánimes, si fuera independentista haría lo que hay que hacer –. En España, por el contrario, se ve como un ataque contra la unidad de la nación y no como un triunfo de la razón, lo que también la convierte en una respuesta pobre de espíritu.
Ante lo visto sólo me resta decir como Kurtz, ¡el horror!, ¡el horror!
OPUS PRIMA, anotaciones de Joan Figuerola 
El AMOR de Dios, si existe, no puede ser excluyente. Los toros serian tambien creacion de el y una actitud pro-vida deberia ser consecuente hasta las últimas (niños, animales, medio ambiente). Pues esa vida en su conjunto sería la obra de Dios. Ya lo habia dicho el teólogo Moltman «La creación entera es objeto del amor de Dios» Teologia de la Esperanza. El lloriqueo por toros y delfines debe ser tan legitimo como el llanto que existe por vidas truncadas por el aborto. Sin embargo estamos acostumbrados a juzgar la sensibilidad humana como infantilismo, algo que sin duda es cruel. «Quien de vosotros si encuentras que tu borrico ha caido en Zanja no hirias a rescatarlo, aún si fuera sábado».
La creación entera en si, si somos coherentes con la teología, debe ser respetada. Toros y hombres. Lo que nos causa más horror, no es la corrida de toros, si no el aborto, pero no por un juicio razonado si no por que sabemos que todos fuimos embriones. Al fin y al cabo tanto toro como humano hemos de morir, eso es cierto, La cuestión de fondo es como hacer que nuestra vida sea digna y como protegeremos «La Creación».
Saludos Iván, gracias por comentar.