Catalanes y castellanos

Publicado: 15 julio, 2010 en Cultura, Política

Produce cierta hilaridad notar en la clase política y en los voceros radiofónicos tanto de Castilla como de Cataluña la necesidad que les mana del estómago de esputar anticuerpos catalanistas los unos y anticuerpos españolistas los otros para sentirse realizados. Siempre he dicho que es importante saber quién se es y de dónde se viene, para no ir por el mundo esparciendo ignorancia. Ya en el albor de los tiempos, en la prehistoria – digámoslo así para omitir términos rigurosamente más académicos –, el neandertal que habitaba en el sur de la península era el mismo que deambulaba cerca de lo que hoy llamamos Costa Brava, y parece ser que ninguno quiso distinguirse del otro en cuanto a eso de la raza. Suele decirse, por esa extraña enfermedad que hace olvidar todo cuanto ocurre dos telediarios atrás, que la primera inmigración llegada a Cataluña fue la andaluza; pero esto es un craso error. Mucho antes de que llegaran parte de los futuros trabajadores de SEAT a la Zona Franca, atrevidos pastores caucásicos anclaron sus cansadas posaderas en Vasconia y en Cataluña produciendo una mezcolanza olvidada por algunos.

 

En Cataluña arraigó la cultura campaniforme procedente de la tierra que un día alumbró a Séneca y a Camarón de la Isla; lo mismo que desde Cataluña penetró la cultura de los Campos de Urnas hasta la meseta. Ninguna singularidad racial nos distingue, por mucho que quieran los discípulos de Sabino Arana y los quatribarrats, sino que la miscelánea es más bien la característica de los pisadores de la península. Los antiguos catalanes batallaron contra las legiones romanas con la misma bravura con la que se enfrentó cualquier pueblo hispano. Sólo puede decirse en beneficio de la verdad que Tarragona fue el punto de partida de la romanización de Hispania; no obstante, también es cierto, que en Tarraco, la capital, se reunieron durante aproximadamente tres centurias las asambleas provinciales procedentes de la Gallaecia, de la Lucitania o de la Baetica. Por lo que la unidad española empezó a fraguarse bajo el poder de Roma.  

 

Con la romanización sólo un hecho distingue a Tarraco del resto de provincias romanas de Hispania, el poder económico, que a la postre es el hecho primordial por el cual la mayoría de los llamados catalanistas actuales piden la independencia de Cataluña. Con los visigodos Tarragona cede su primado a Barcelona, pero aún así nada distingue a cuantos habitan en la península, sino que se articula aún más la unidad entre los pueblos peninsulares. La única excepcionalidad se produce a raíz de la conquista de Barcelona en el 801, dándose la incorporación al imperio franco de una parte de Cataluña; sin embargo ningún cambio étnico afectó a la población catalana, aunque no pocos han visto ante esta circunstancia el motivo, romántico, del surgimiento de un espíritu nacional claramente diferenciado del resto de pueblos hispanos. La Marca Hispánica, es decir, la ristra de condados catalanes sólo pudieron reconocer su sentimiento antifrancés gracias a su sentimiento español, pues de lo contrario es imprevisible que estos distintos condados se hubieran unido. Todo lo contrario, los condados catalanes, del mismo modo que los otros reinos cristianos de España batallaron al unísono contra el moro. Y es aquí, ante la victoria en Córdoba, última plaza de los berberiscos, donde se estrechan para siempre los caminos de castellanos y catalanes.

 

Algunos de ERC han buscado cual Santo Grial los descendientes de los reyes catalanes, sin saber quizá que Jaume I, llamado El Conquistador, llevó a término una política de estado claramente españolista, así como sus antecesores y sucesores. Catalanes y castellanos, castellanos y catalanes estamos unidos, compartimos la misma sangre desde los días oscuros en las cuevas rupestres y bajo el mismo sol hemos caminado. Y Cataluña, aunque duelan prendas a unos y a otros, ha contribuido más que ninguna región a la unidad inquebrantable de España, incluso cuando esta no era todavía ni una idea. España es tanto obra de catalanes como de castellanos, asturianos o andaluces, pues todos somos hermanos desde el alba.

 

Y es fruto de la ignorancia tanto de algunos castellanos como de algunos catalanes afirmar la mutua distinción. Tan españoles son los Puyol, Xavi y Piqué como los Villa, Casillas y Sergio Ramos. Y en Cataluña también hay el error de esos catalanes que considerándose españoles reniegan de su catalanidad. Ser catalán es ser español, y ser español también es ser catalán, por lo que tan ignorante e intolerante es el catalán que reniega de su españolidad como el catalán que reniega, por su españolidad, de su catalanidad.    

comentarios
  1. educantabro dice:

    Todo lo explicado es verdad. Pero, ¿a quien le interesa la verdad?. Màs a màs, ¿en politica la verdad vale para algo?.

  2. Saludos Educantabro. Gracias por comentar. La verdad siempre vale y mucho en política para forjar una sociedad con principios y valores, donde se protege la verdad se protegen los derechos, empezando por el principal: la vida.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s