“Lo que designan los nombres del lenguaje tiene que ser indestructible: pues se tiene que poder describir el estado de cosas en el que se destruye todo lo que es destructible. Y en esta descripción habrá palabras; y lo que les corresponde no puede entonces destruirse, pues de lo contrario las palabras no tendrían significado. No debo serrar la rama sobre la que estoy sentado”.
L. Wittgenstein, Investigaciones filosóficas, 77. Ed Crítica.