El pensamiento humano procede mediante tres operaciones principales: aprehensión, juicio y raciocinio. Si observamos la estructura del lenguaje vemos que la forma lingüística más simple dotada de significado es la palabra – en lógica, término –. Del mismo modo que las oraciones son expresión de los juicios que realiza la inteligencia, las palabras traducen los elementos que constituyen el juicio – en lógica estos elementos se denominan concepto o idea –. El concepto – por ejemplo gato o casa – es un contenido mental en el que captamos una naturaleza – una realidad extrínseca – y entendemos algo – la esencia o naturaleza del concepto, de la cosa –. Esto que entendemos – la esencia – es producto de la primera o simple aprehensión – primera operación de la mente –. Al entender lo captado formamos el concepto. No obstante es necesario saber que el concepto es lo entendido por la mente en cuanto está en la mente, por ejemplo el concepto gato o casa. Como es obvio, el concepto pertenece a la mente, no a las cosas. Ciertamente, hay gatos y casas reales, pero el concepto gato o casa está en la mente del que entiende la naturaleza real del gato o de la casa. Por otro lado, hay que saber que la esencia, inteligible para la mente y entendida en el concepto, es en sí misma un modo de ser. Todas las cosas son algo, tienen una esencia que es real al margen de que nosotros la entendamos o no. No obstante, también existen entes de razón, es decir, esencias que sólo existen en cuanto que pensadas.
Los conceptos significan la esencia de las cosas. Es preciso distinguir esencia de naturaleza. La esencia viene a ser una propiedad inteligible de las cosas como ser estrecho, cuadrado o amarillo: el concepto significa aquello que la cosa es. También podemos decir que el ser del concepto se halla en la mente, mientras que la esencia se halla en la cosa en sí. Por otro lado hay que atender a otro aspecto de la lógica, el significar del concepto. Es necesario distinguir entre lo significado – que es real – y el modo de significar – que pertenece a la naturaleza del concepto como signo –. Atendiendo al modo de significar observamos que todos los conceptos presentan propiedades lógicas (género, especie, etc.) no atribuibles a las cosas. De este modo los conceptos pueden ser: claros, imperfectos, vagos y falsos. Son claros cuando significan la esencia con precisión, aunque pueda ser con limitación, como por ejemplo el concepto gato, armario o mentira. Son imperfectos cuando reflejan una realidad adecuadamente, pero con imperfección porque esa realidad es mucho más rica, como es el caso de los conceptos eternidad o Dios, a los que hemos de acudir por comparación, analogía, negación, etc. Son vagos aquellos conceptos que no permiten juzgar con determinación y falsos aquellos que se les asigna unas notas que no contienen.
Dijiste: «…La esencia viene a ser una propiedad inteligible de las cosas como ser estrecho, cuadrado o amarillo…»
Vamos a ver, corrígeme si me equivoco:
En realidad ser estrecho, cuadrado o amarillo son accidentes de la sustancia, no son la esencia.
Siempre he entendido que efectivamente hay una correspondencia entre esencia-naturaleza-sustancia. Siendo que la primera se refiere a LO que se es, al modo de ser (como bien lo has dicho); la segunda («naturaleza») es lo mismo, pero entendida como principio de operaciones del ente; y la tercera (tambien equivalente a las dos anteriores) «sustancia» se refiere más bien a su calidad de contrapuesta a los accidentes que no son en sí, sino en otro.
O sea: Sí, la esencia es una propiedad inteligible de la cosa pero no se refiere a sus accidentes sino a su sustancia o naturaleza. Ser «peludo» no es de la esencia, ser «perro» sí lo es.
¿O no?
Saludos JC. Si ciertamente los accidentes son determinaciones de la sustancia y no son esencias, pero en el caso concreto del que estoy hablando, a nivel lógico, entendemos el término esencia como una propiedad inteligible de las cosas. No es que lo estrecho, lo cuadrado o lo amarillo indiquen propiedades que tienen una esencia, sino que significan propiedades que son, precisamente, esencias (pero ciertamente, a lo que tu te refieres, las cosas concretas no son esencias, sino que las poseen: calle estrecha, palacio cuadrado, falda amarilla). Yo me referia a lo estrecho, a lo cuadrado y a lo amarillo en sí.
«…lo estrecho, a lo cuadrado y a lo amarillo en sí…»
Ya, OK.