Berkeley – Las ideas

Publicado: 2 abril, 2009 en Berkeley, Filosofía

George Berkeley estaba muy convencido de la necesidad de probar la existencia de Dios, más cuando consideraba que el ser humano no tiene intuición – conocimiento inmediato – de su existencia. Así lo reconoce en uno de sus Comentarios filosóficos: “Dios existe, aunque yo no tenga intuición de Él”. Por tanto, resulta ridículo “probar la existencia de Dios a partir de su idea” pues no tenemos idea de Dios, “es imposible”. Y esto es así porque la idea de un ser espiritual implica una soberana contradicción. Las ideas son pasivas, mientras que el espíritu indica actividad; por tanto, pensar que las ideas forman parte de la esencia de Dios resulta una alarmante contradicción: “Admito que no tengo propiamente una idea ni de Dios ni de ningún otro espíritu, porque, al ser estos activos, no pueden ser representados por cosas perfectamente inertes, como son nuestras ideas” (Tres diálogos entre Hilas y Filonús). Aunque rechaza esta habitual prueba a priori, también lo hace de aquellas pruebas a posteriori que se basan en el absurdo de un proceso infinito de causas.

 

 

Para Berkeley la idea es un objeto que existe porque es percibida por una mente: esse est percipi – ser es ser percibido –. No obstante, su pensamiento dista mucho de los partidarios de la materia, que sostienen que las ideas u objetos de los sentidos tienen una doble existencia: una en la mente y otra sin la mente. Las cosas no pensantes no tienen en sí mismas una existencia real distinta de la de ser percibidas por los espíritus, pues “¿cómo pueden saber (aquellos) que las cosas percibidas se conforman con las no percibidas, es decir, con las que existen fuera de la mente?”. Existir, para Berkeley, es sólo existir en la mente, es decir, ser percibido. Por tanto, la existencia de ideas de carácter absoluto o independientes de toda mente no son más que una contradictio in terminis, pues no hay idea que no sea percibida por una mente, es decir, la existencia de una idea consiste en ser percibida.      

 

Del esse est percipi se siguen una serie de consecuencias. En primer lugar, que las ideas no son reproducciones de cosas semejantes a ellas, que existen con independencia de la mente en una sustancia no pensante. Los representacionistas consideran que toda idea es una representación, que toda representación es como una imagen y que toda imagen deriva de su modelo. Descartes consideraba que la idea es la imagen de la cosa pensada; algo que también pensaba Locke cuando decía que la mente conoce las cosas por mediación de las ideas que tiene de ellas. Berkeley considera que “referir las ideas a cosas que no son las ideas, utilizar la expresión idea de, es un gran motivo de error” (Comentarios filosóficos), que conduce al escepticismo. La segunda consecuencia es que las ideas no son ideas de las cosas, no representan las cosas exteriores que trascienden nuestra mente, sino que son las cosas mismas – sólo hay un caso en que puede hablarse de ideas como copias de las cosas, que es cuando se trata de las ideas de la imaginación –.

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